Regar el césped de forma eficiente es crucial. Es mejor hacerlo temprano por la mañana, cuando las temperaturas son más frescas y la evaporación es menor, lo que permite que el agua penetre profundamente en el suelo. Esto fomenta el crecimiento de raíces más fuertes y resistentes. Evitar el riego en las horas de mayor calor, generalmente entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde, previene que el agua se evapore antes de que pueda ser absorbida. La técnica de riego por goteo o sistemas automatizados puede ser una gran solución para mantener una hidratación constante.
Además del riego, el corte del césped juega un papel vital en su mantenimiento. Mantener una altura adecuada de la hierba, generalmente entre 5 y 7 centímetros, ayuda a que el césped conserve más humedad. Cortar el césped con más frecuencia, pero en menor cantidad, evita el estrés en las plantas y promueve un crecimiento más saludable. Es recomendable usar cuchillas bien afiladas para obtener un corte limpio que no dañe las hojas de la hierba.
La fertilización también es fundamental para un césped sano. Utilizar fertilizantes adecuados que proporcionen los nutrientes esenciales fortalece el césped y lo hace más resistente a las altas temperaturas. Una aplicación moderada de fertilizante a principios del verano puede mejorar significativamente la salud de la hierba, pero es crucial no excederse, ya que un exceso de fertilizante puede quemar el césped y causar daños irreparables.
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