Uno de los principales aspectos a considerar es el horario de las caminatas. Los expertos recomiendan evitar las horas centrales del día, entre las 12:00 y las 18:00 horas, cuando las temperaturas alcanzan su punto máximo. En su lugar, es preferible salir a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando el calor es menos intenso. Además, seleccionar rutas con sombra y vegetación, como parques o senderos arbolados, puede ofrecer una protección adicional contra el sol.
La vestimenta también juega un papel clave en la protección contra el calor. Se aconseja usar ropa ligera, de colores claros y que permita la transpiración. Las prendas ajustadas pueden aumentar la sensación de calor, por lo que es mejor optar por ropa holgada. Los accesorios como sombreros o gorras ayudan a proteger la cabeza y el rostro del sol, reduciendo el riesgo de insolación.
La hidratación es fundamental antes, durante y después de la caminata. Beber agua de forma regular, incluso cuando no se sienta sed, es esencial para prevenir la deshidratación. Es importante evitar bebidas con cafeína o alcohol, ya que pueden favorecer la pérdida de líquidos y aumentar el riesgo de sufrir un golpe de calor.
Además de la hidratación, es recomendable mantener una alimentación ligera antes de salir a caminar. Ingerir comidas pesadas puede aumentar la sensación de fatiga y dificultar la termorregulación del cuerpo. Los expertos sugieren optar por alimentos ricos en agua, como frutas y verduras, que también aportan energía de forma saludable.
Finalmente, escuchar a tu cuerpo es esencial. Si durante la caminata sientes síntomas como mareo, náuseas, calambres o fatiga extrema, es importante detenerse, buscar sombra, hidratarse y descansar. Estas señales pueden indicar que el cuerpo está sobrecalentado, y ignorarlas podría derivar en problemas de salud graves.
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