TW

Es llamativo que un partido con un buen número de encausados por corrupción como es el PP cree un vídeo llamado «La isla de las corrupciones», que, tras las quejas de la República Dominicana, borró de las redes. En el vídeo aparece un Sánchez muy fitness, menudo six pack le atribuyen, y su mujer por una parte, y Ábalos y Jéssica por otra. El Ministerio de Exteriores dominicano expresó «su más contundente rechazo al incomprensible ataque a la República Dominicana en un vídeo difundido en una plataforma digital identificada como perteneciente al Partido Popular de España». Los lumbreras del PP trataban de jugar con cierto doble sentido con el programa tan de moda gracias a ese tipo llamado «Montoya, por favor». La isla de las tentaciones, que va de amoríos, desamoríos, cornamenta y demás, no parece tener mucho que ver con la materia de corrupción a la que el PP está acostumbrado, un partido al que aún le cuesta reconocer quién es el M. Rajoy de la libreta de Bárcenas. Esta semana, en la comisión de investigación del Congreso sobre la operación Cataluña, Rajoy fue interrogado por Rufián y Belarra, entre otros. Negó saber nada de nada, amparándose en un gracejo nada habitual en los gallegos, según Belarra. Únicamente, Fernández Díaz, en un encomiable ejercicio de perspicacia, desveló el enigma tras M. Rajoy, «supongo que es Mariano Rajoy», aventuró.

Luego, sobre supuesto dinero negro, reculó y dijo que no se iba a pronunciar porque ese apelativo, M. Rajoy, «no debe llevar a otras conclusiones ni otras consecuencias». Vamos, a Bárcenas le dio por apuntar M. Rajoy, así tal cual, porque a lo mejor quería recordarse a sí mismo que era el presidente del Gobierno o que le tenía que hacer una llamada telefónica y no que tenía asignada a renglón seguido una buena cantidad de euros. Mira tú por dónde, en esa dichosa libreta había un gran guion de «La isla de las corrupciones».