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Así como el avestruz mete su cabeza en los agujeros cuando su seguridad se ve comprometida, nosotros deberíamos poder hacer lo mismo introduciendo la nuestra bajo el sobaco. Es cierto que la avestruz lo tiene más fácil porque agujeros hay mas de dos y su cuello es lo suficientemente largo y estrecho más que el nuestro, además yo no he visto a ningún gigantesco plumífero de esos quejarse por tener que soportar sus corporales olores, mientras que los humanos el olorcillo sobacal de muchos tiran de espalda y no admite ejercicios ni chulerías de resistencia por mucho desodorante que utilicemos. A pesar de eso, más de una vez y por no decir varias cada día, al tomar el pulso a nuestro planeta y sus habitantes, desearíamos si no ser avestruz, tener la suficiente agilidad y contorsionismo para meter nuestra olla pensante bajo nuestra cavidad corporal, haya o no sido rociada plenamente con el mejor de esos tapa olores, porque debemos reconocer que lo que se respira a nuestro alrededor no es que digamos agua de rosas.

El precio de los restaurantes, no poder aparcar en el Puerto, la falta de personal, los elevados alquileres, la falta de vivienda a precios razonables, los impuestos, el escaso respaldo económico a la sanidad y todo eso cerquita de nosotros. Y si volamos más lejos las perspectivas políticas cojeando, los intereses ocultos como timones hacia las guerras, el terrorismo, la hambruna etc , nos lleva inexorablemente al principio, a desear ser avestruces o a atontarnos bajo nuestros efluvios corporales.