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Si conseguimos dejar de lado nuestras opiniones personales y nuestros prejuicios quizás podamos iniciar un camino en búsqueda de la verdad de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, en nuestra ciudad, nuestro país... o incluso nuestro mundo.

Pero es muy difícil establecer un juicio sobre la actual realidad ya que todas llevamos años de diversas experiencias, una educación que seguro nos condiciona (para bien o para mal) una convivencia con determinada religión, unas lecturas determinadas... unas enseñanzas de lo que está bien o lo que está mal, una tendencia hacia lo que nos ha parecido que era lo bueno para nosotros... y un sin fin de cosas aprendidas de las que nos va a ser difícil desprendernos.

Porque ahí está el meollo para poder analizar la actualidad sin prejuicios ni tabúes... ha llegado el momento de desaprender y abrir nuestra mente a lo que está ocurriendo hoy en el mundo, es decir coger por los cuernos a esa realidad y analizarla... si es que somos capaces.

Porque la realidad del día a día actual dista mucho de lo que yo, por ejemplo, he vivido.

Una realidad que en ocasiones te arrastra a un pozo donde apenas puedes ver y distinguir qué es lo que está pasando... Una realidad que te empuja a preguntarte si eso que están haciendo quienes gobiernan el mundo (porque nuestra Europa se está desfigurando, debilitando) es cierto.

¿De verdad que vamos a ver la caída de todo lo que se consiguió con las democracias? Va a desaparecer la declaración de los derechos humanos? ¿Van a decidir estos energúmenos dónde y cómo van a vivir poblaciones enteras? ¿Vamos a tener que aceptar el maltrato a miles de personas solo por ser pobres? ¿Va a desarrollarse una ‘raza’ superior como pretendía Hitler? ¿Vamos, las mujeres, a volver a la no libertad, a la sumisión?

Perdonad, es que cuando pienso en todo esto se me encoge el corazón, pero también me sube una llama de ira al cerebro que me aconseja respirar hondo para salir y gritar diciendo algo así como «¡a por ellos!»

Así que mi sentido común me aconseja seguir analizando lo que está ocurriendo y ver dónde mi persona puede ayudar para que esta corriente devastadora que empieza a coger serias raíces se desvíe y desaparezca de la faz de la tierra.

Muy optimista me veo... pero lo que no podemos hacer es quedarnos quietas, porque quizás en poco tiempo nos encontraremos con que se nos cuestionan derechos o, peor aún, se anulan de un plumazo.