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Llegó, habló y brilló. Hablar de Cayetana Álvarez de Toledo es hablar de una de las personalidades más relevantes y polémicas de la política española contemporánea. Diputada del Partido Popular (PP), su personalidad se caracteriza por su preparación intelectual, su capacidad oratoria y su firmeza en la defensa de principios inmutables. Lo pudimos comprobar en la charla coloquio pronunciada el pasado viernes día 24 de enero del presente año, en la Fundació Rubió, en la que se batieron todos los récords de asistencia con más de 300 personas, lo cual obligó a habilitar dos salas.

Ha sido y es una crítica mordaz del gobierno de Pedro Sánchez, particularmente del ministro Félix Bolaños, y una luchadora incansable por la libertad y las libertades, en un contexto político marcado por la confrontación ideológica y la tensión territorial. Su trayectoria, marcada por la coherencia y la independencia de pensamiento, la ha consolidado como una voz influyente en la derecha española. Nació en Madrid en 1974 y creció en un entorno multicultural, lo que enriqueció su perspectiva desde una edad temprana.

Fundació Rubió. Charla coloquio de Cayetana Álvarez de Toledo.  Foto TOLO MERCADAL.

Estudió Historia Moderna en la Universidad de Oxford, donde obtuvo el doctorado bajo la tutela del prestigioso historiador Sir John H. Elliott, a quien considera su mentor y una figura clave en su formación intelectual. Su tesis doctoral, dedicada a la nobleza en la España del siglo XVII, es una obra que refleja su profundo conocimiento de la historia de España y su capacidad para analizar las estructuras de poder desde una perspectiva crítica y documentada.

Por otra parte, su verbo es tan agudo como culto, tan mordaz como certero. En una de sus intervenciones más recordadas en el Congreso, lanzó una frase que resonó con fuerza: «¿Qué les pasa a ustedes con la libertad? ¿Por qué les molesta tanto? ¿Por qué intentan coartarla siempre que tienen la ocasión?».

Este tipo de preguntas retóricas, cargadas de convicción, no solo marcan su estilo de debate, sino también su compromiso con una visión de la política como un espacio para la confrontación de ideas, y no como un simple intercambio de consignas.

En su etapa de periodista, nos ha deleitado con numerosos artículos y ensayos en medios de comunicación como «El Mundo» y «The Times», donde ha abordado temas como el nacionalismo, el populismo y la deriva autoritaria en algunos países de América Latina. En todos ellos brilla su capacidad para sintetizar ideas complejas y presentarlas de manera accesible, lo cual la ha hecho acreedora del respeto de colegas y críticos por igual.

Para ella la defensa de la libertad constituye es uno de los pilares de su brillante trayectoria. Lo demostró en el contexto de la pandemia de covid-19, donde se erigió en una de las voces más críticas contra lo que ella consideraba un abuso de poder por parte del gobierno de Pedro Sánchez.    Suya es la siguiente afirmación: «La libertad no es negociable, es el bien más preciado que tiene el ser humano. No puede ser sacrificada en el altar del miedo ni en nombre de una falsa seguridad».

Es más, su compromiso con la libertad no se limita a España; también ha denunciado con fuerza las dictaduras de Venezuela y Cuba, calificándolas como «narco-dictaduras» que esclavizan a sus pueblos y que representan una amenaza no solo para América Latina, sino para todo el mundo, de ahí que haya pedido una respuesta internacional más firme, criticando a aquellos gobiernos y líderes que, en su opinión, han sido complacientes con estos regímenes. Cayetana considera que: «El silencio ante las dictaduras es complicidad. Y en la complicidad se halla la semilla de nuevas tiranías».

En relación al «buenismo» y los nacionalismos, Cayetana    lo combate de forma constante y contundente. Según ella, el «buenismo» es un término que se utiliza para describir lo que considera una tendencia de la izquierda y parte de la derecha a evitar enfrentar los problemas reales de manera directa, optando por soluciones fáciles que, según ella, solo agravan los conflictos. Personalmente comparte dicha opinión. Es más, afirma, que «El buenismo no es bondad, es cobardía disfrazada de virtud. Es el miedo a decir la verdad y a defenderla, aunque sea incómoda».

En relación al nacionalismo, especialmente al vasco y al catalán, su posición ha sido una de las marcas distintivas de su carrera política. Considera que estos movimientos son peligrosos para la unidad de España y que sus líderes promueven un discurso de odio y exclusión; por ello nos advierte que: «El nacionalismo es la negación del otro. Es la enfermedad política del siglo XX que sigue infectando el siglo XXI». Así pues, la lucha contra el nacionalismo no es solo una cuestión política, sino también moral, ya que está convencida de que estos movimientos amenazan los principios de igualdad y libertad que deberían guiar a toda sociedad democrática.

Y termino esté comentario con la metáfora del «tablero inclinado» y la «superioridad cultural de la izquierda». Para mí, es una de las metáforas más acertadas en relación a la supuesta superioridad cultural de la izquierda, ya que con esta imagen describe lo que percibe como una desventaja estructural con que la derecha se enfrenta en el ámbito cultural y mediático en España, de tal suerte, que la izquierda ha conseguido dominar el discurso público, imponiendo sus narrativas y valores, mientras que la derecha ha sido relegada y marginada.

Ello hace que defienda, sin tregua alguna, la necesidad de que la derecha, sin ningún tipo de complejo, recupere su espacio en el ámbito cultural, promoviendo un discurso basado en la libertad, la responsabilidad individual y el respeto a la tradición. Y finalizo el presente comentario con la siguiente afirmación de Cayetana: «La batalla de las ideas es la más importante de todas. Si perdemos ahí, lo perderemos todo». No puedo estar más de acuerdo con ella.