Todos los años la revista norteamericana «The Economist» lanza un número especial con los asuntos más relevantes que ocurrirán en el año entrante relativos a economía, geopolítica, tecnología y sociedad, sobre todo. Lo divertido e inquietante es que, desde hace un tiempo, el dibujo que ilustra la portada de la revista se ha convertido en una suerte de oráculo que predice el futuro inmediato. Así al menos se lo toman cientos de analistas que interpretan milímetro a milímetro la ilustración. Este año hay muchos motivos para hacerse preguntas sobre el tema, aunque las interpretaciones son de lo más diverso dependiendo del sesgo de quien las hace. En el centro del dibujo aparece Donald Trump y todos sabemos porqué.
Otros personajes relevantes que figuran son Putin y Zelenski, el líder chino Xi Jin Ping y la europea Ursula von der Leyen. También por razones obvias. Y, en la base de todo, curiosamente, Jane Austen. Deduzco, a título personal, que representa el feminismo o, al menos, el deseo creciente de las mujeres a tomar las riendas de sus propias vidas. En el lado opuesto, arriba del todo, surge Saturno. De su presencia en la portada de la revista se han hecho mil conjeturas, a cuál más divertida. Oficialmente la razón de que esté ahí, presidiéndolo todo, es que este 2025 sus anillos se invisibilizarán para los observadores desde la Tierra.
Muchos ladrillos (bricks), símbolos de subidas y bajadas (la Bolsa), monedas, protestas, chips, vacunas, misiles, extraños códigos (¿morse?), coches eléctricos, eyecciones solares, un ojo asiático, el símbolo de lo nuclear… y lo más intrigante: un rostro oculto. Sea una broma o una predicción, lo cierto es que desata miles de teorías conspiranoicas.