Francis Hallé es uno de los botánicos más brillantes de nuestro tiempo. Después de viajar por medio mundo estudiando los bosques y los árboles y escribir varias obras de divulgación, acaba de publicar un interesante y necesario libro de apenas 120 páginas titulado «Del buen uso de los árboles», que en España ha editado Libros del Jata.
El subtítulo del libro «llamamiento a los cargos electos y a los tecnócratas» ya revela la intención del autor: enseñar algunas ideas elementales acerca de los árboles, y principalmente de los árboles de ciudad. Además de dar consejos vitales para la buena gestión del patrimonio arbóreo, Halle invita a dirigir una nueva mirada sobre los grandes vegetales, reformula la responsabilidad de los políticos y muestra por qué los árboles urbanos nos hacen tanto bien.
«Quienes planifican nuevas ciudades o nuevos barrios harían bien -dice- en proyectar espacios verdes y arboledas: la construcción de carreteras y edificios solo vendría después, en coherencia con las plantaciones preexistentes».
Entre otras cosas, el botánico critica las podas drásticas y, aunque Albert Camus no estaría muy de acuerdo, aboga por recuperar los árboles alineados en las carreteras alegando que algunas experiencias en Inglaterra prueban que con los vehículos actuales no hay más accidentes.
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