El mundo que nos rodea parece haber perdido el sentido. Hay momentos que hay que cerrar los ojos y no mirar alrededor. Para mi es bueno mirar hacia atrás. Yo soy obsesivo y me encanta ir a Sumeria. Por eso he estado leyendo tabletas de arcilla sumerias reconstruidas y traducidas por Samuel Noah Kramer. Estas tabletas son de hace unos 5000 años. Eso me permite sumergirme en el mundo increíble que crearon los sumerios.
Muchas de las tabletas, o mejor diría de los fragmentos de las tabletas, se refieren a historias y mitos de los dioses sumerios. Algunos de estos mitos posiblemente se refieran a hechos reales que fueron interpretados como actos de los dioses, como el llamado diluvio universal. Algunas de estas historias pasaron a la Biblia, naturalmente cambiando la interpretación teológica, y siguen siendo leídos en la actualidad. Pero no quería hablar de mitos aquí sino mas bien de historias de la gente normal.
Una de esas historias es la de un juez que va diciendo: « Soy un juez que no tolera la falta de equidad, que solo toma decisiones justas, para que el poderoso no actúe con arrogancia, el fuerte no oprima al débil, el noble no maltrate al hombre libre…, el pobre se atreva a responder al rico… Para siempre desterré las sentencias amañadas, las palabras arteras, acabé con el desvergonzado, con el que insulta…». Y así sigue. Es todo un poema que describe cómo debe ser el trabajo de un juez. También es un poco de autobombo para el que lo cuenta, pero ya me gustaría que los jueces del supremo tuvieran esta visión de sí mismos.
Otra tableta describe una discusión entre estudiantes. Uno de ellos dice: «Aquí está mi informe mensual de asistencia a la escuela: son tres días que tengo de vacaciones en el mes, lo normal es que tenga tres días al mes de vacaciones, lo cual deja veinticuatro días al mes en los que tengo que estar en la escuela, son realmente largos». Ahora se oirían protestas similares por parte de muchos estudiantes a pesar de que ahora tienen en promedio entre fines de semana y fiestas unos diez días sin clases al mes, sin contar las semanas de vacaciones que tienen.
Ademas, las clases en Sumeria debían ser muy pesadas. Un día tras otro, los alumnos tenían que copiar tabletas cuneiformes para aprender a leer y escribir. Gracias a eso tenemos multitud de fragmentos de una misma tableta lo que ha permitido reconstruirlas. Si ahora tuvieran que hacer este trabajo los alumnos, se oirían frases de protesta mas fuertes que la que usó ese estudiante sumerio.
Un tercer caso que quiero comentar es el de un fragmento de tableta en que dos mujeres tienen una conversación. Una de ellas dice: «Tu puedes seguir llevando ropa larga, pero yo la voy a cortar hasta mi taparrabos». Me dejó pasmado esta conversación, que podría ser de hoy mismo. Hace 5.000 años, una valiente mujer defiende su derecho a vestir como ella quiere. Nunca lo hubiera imaginado.
Aunque lo que aquí he contado son solo tres casos aislados y pueden no ser significativos, basado en ellos me pregunto: ¿Hemos mejorado? En tecnología muchísimo, pero a nivel de personas no lo parece. Lo que para mí está claro es que desde los sumerios empeoramos bastante y ahora, en este último siglo, empezábamos a mejorar, aunque las perspectivas de continuar haciéndolo no son muy claras.