Dentro de cultura se habla del «Turismo Cultural». Menorca, con sus 700 km2 tiene un patrimonio artístico, arquitectónico, literario, musical…, impresionante, como entidades públicas y privadas que tienen como lema la cultura en general, reflejo de las inquietudes de quienes la habitamos, y de ahí las páginas del Diari que he citado.
Pero voy a focalizar este escrito sobre dos iniciativas que, en estos últimos años, de alguna manera, han andado en paralelo, con unas premisas iniciales diferentes, pero con unos objetivos en donde ese turismo cultural tiene que ver. Me refiero, por una parte, a la que se inició desde la administración pública, y que es obtener, tal como así ha sido, la declaración por la Unesco de Patrimonio Mundial a parte de nuestro pasado, el más lejano, el de la época prehistórica, bajo la cabecera de «Menorca Talayótica», y que ahora estamos celebrando ya una anualidad. Y, por otra parte, me quiero referir a la iniciativa privada que tiene que ver con el Arte Contemporáneo, con un éxito impresionante gracias a las exhibiciones que desde diversas galerías privadas han hecho que la isla sea actualmente un foco de interés por quienes tienen un interés sobre estas expresiones artísticas, pero que también para los que simplemente sentimos curiosidad y queremos saber más. Cayón, galería española con sede también en Manila, abrió primero, en el antiguo cine Victoria en Maó..., sabiendo que Hauser&Wirth, una, si no la primera, de las galerías de arte contemporáneo más importantes a nivel mundial, estaba a punto de abrir en Illa del Rei, magníficos espacios ambos, un tirón de gente para Menorca, especialmente a la sombra de esta segunda, impresionante…., es suficiente ver cuánta gente se desplaza a l’illa en los barquitos amarillos…, llenos incluso en estos días «fuera de temporada… turística». Y con un porcentaje muy elevado de personas de fuera de la isla, basta montarte en cualquiera de ellos para comprobarlo. De ahí, además de venida de gente a propósito para ver arte contemporáneo, se han generado otros espacios en esa línea, tal como la galería Albarrán Bourdais, madrileña, la Galería de las Misiones, o Nicola Quadri, entre otras, todas en Maó, o ahora el espacio Numa en Ciutadella. Todas ellas iniciativas privadas, insisto, que han puesto la isla en el centro del Arte Contemporáneo.
Entre, Lôac…, iniciativa privada desde una colección privada que se instala, previo acuerdo, en un espacio público, en ese caso en Alaior, y que, de nuevo ha sido un polo de atracción hacia Menorca desde con ese mismo interés del que hablamos. No quiero dejar de citar los centros públicos, desde Can Oliver en Maó o El Roser en Ciutadella, con iniciativas en ese sentido, o las tradicionales galerías de arte que llevan años con nosotros, y que tanto han hecho porque apreciemos obras de diversos artistas, como son, por ejemplo, Retxa y VidrArt en Ciutadella o de Artara y Kroma en Maó, así como Galería Atica.
Frente a esta iniciativa, volvemos a la Menorca Talayótica Patrimonio Mundial. Debemos decir que sólo lleva un año, y que no ha dado tiempo para calibrar su impacto…, pero, a nivel de calle, oigo mucho más hablar del que ha tenido el arte contemporáneo que de esta declaración. Este espectacular patrimonio menorquín y su Valor Universal Excepcional que la Unesco ha sabido apreciar, ese «Museo al aire libre» compuesto por centenares de yacimientos arqueológicos que han perdurado a lo largo de milenios, impertérritos, formando hoy parte indisoluble de nuestro paisaje. Y cómo en el Museo de Menorca de Maó o Can Saura en Ciutadella se puede apreciar los bienes utilizados por nuestros antepasados.
Sí, desde el Consell Insular se ha seguido haciendo promoción en ferias de turismo, así como ha ido aumentando presupuesto en cuanto a lo que es la propia Agencia Talayótica que se ha creado, o en lo que concierne a apoyar la investigación, que debe seguir año a año, y esperando que en aumento el interés de los científicos en trabajar en ella, no sólo por arqueólogos de aquí, debe despertar aún más expectativas en equipos nacionales e internacionales. Es también importante resaltar que son varias las organizaciones que promueven cada año excursiones arqueológicas que hacen que grupos visiten, conozcan y aprecien aún más nuestro pasado.
Pero creo que la sociedad civil menorquina, a la que pertenezco, debe implicarse más en la promoción. Y, entre ellos, la parte mercantil. No he visto, puede que sí exista, restaurantes que tengan en sus servilletas el logo de Menorca Talayótica, o el logo de la Unesco que documenta esa declaración, como camisetas, o bolsas de tela, etc., … Sí he probado el magnífico pastel «Talayot» creado por una empresa pastelera, una muy buena iniciativa. Las cosas entran por los ojos, y, tal como he podido comprobar en otros lugares que, habiendo conseguido esa nominación así se responde, con todo un marketing importante con variedad de objetos e iniciativas privadas que utilizan como lemas o logos el Patrimonio Mundial que tienen, y creo que necesario, pues de esta manera la promoción interna que se hace va a ser también muy importante.
La sensación del impacto del efecto llamada es que la iniciativa privada lo ha tenido. Hay que activar todos los mecanismos para que también lo tenga nuestra «Menorca Talayótica». Dos iniciativas en paralelo con respuestas diferentes y realidades diferentes, el arte contemporáneo tiene un tiempo limitado, además de que no sabemos lo efímero que será en cuanto a ese fenómeno de galerías que se han generado en la isla. Los restos arqueológicos de nuestro pasado son ya atemporales, llevan, en algunos casos, 4.000 años sobre la isla, y ahí permanecerán a lo largo del tiempo. Tenemos un diamante en bruto con todo este patrimonio prehistórico, pensemos en el futuro de nuestro pasado…, desde muchos más otros puntos de vista que el puramente reflejo de nuestra historia. Pensemos que, tal como lo ha sido el arte contemporáneo en estos años, provoque también ese turismo cultural al que me he referido al inicio de este escrito.