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Oigo que las previsiones para el domingo de las Fiestas de la Mare de Déu de Gràcia no son buenas. Que puede que llueva, que habrá mal tiempo y no sé qué más. Nunca he sido muy amigo de acudir a estas previsiones porque no me aportan nada ya que en ninguno de los casos la posibilidad de que acierte es completa y absoluta. Parecía que el mundo se iba a acabar el miércoles y un poco más y de lo que se acaba es de aburrimiento…

Entiendo que estos avisos enciendan alarmas porque, por ejemplo, algunos de los bares de Mahón tienen mucho interés en que el tiempo respete hasta el martes y los mahoneses, las mahonesas y los visitantes salgamos con todo el ímpetu que suponen estas fiestas que sirven, grosso modo, para poner punto y final al verano. Hay ganas, no lo negaré, tantas que ojalá a mucha más gente le pasase como yo, que disfrutará del buen ambiente, de salir, de los encuentros y de los brindis, aunque llueva. Porque si llueve, lloverá, y nada más, saldré en busca de todo aquello que me aportan las fiestas, aunque por el bien de las propias fiestas prefiero que no llueva.

Nos hemos convertido en una máquina de passar pena. Es inevitable, hasta no hace mucho nos preocupábamos por lo que no podíamos evitar, pero es que ahora le sumamos también las preocupaciones por lo que todavía no ha pasado. Parece casi una necesidad lo de vivir en un estado de amargura por que algo pueda salir mal cuando, en muchas ocasiones, existen las mismas posibilidades de que salga bien.

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Supongo que lo de ir haciendo de forma despreocupada está en mi ADN positivista y disfrutón, pero prefiero mil veces invertir mi tiempo en otras cosas más productivas que las de preocuparme. Porque por ejemplo, y yendo a uno de los extremos, si te da miedo morir y te quedas en casa sin hacer nada por temor, puede que te mueras de aburrimiento o lo que vivas no se pueda llamar vida.

No te hablo de correr riesgos innecesarios pero tampoco es necesario correr riesgos absurdos como preocuparte demasiado. Si tiene que llover, por muchas velas que le pongas a la patrona, lloverá, del mismo modo que si no tiene que llover, por mucho que te alegre, no lloverá. Rebelarte contra el destino es igual de gracioso que inefectivo, en mi opinión, aunque no te negaré que a algunos les entretiene.

Yo, de este fin de semana, espero que a todos nos siente bien. Que encontremos lo que necesitamos y lo disfrutemos sin pensar más allá del aquí y del ahora. Con paraguas o sin paraguas. Porque, como leí por alguna parte, lo peor de morir es no vivir antes. Bones festes!

dgelabertpetrus@gmail.com