TW

Menuda semanita estarán pasando los taraditos y las taraditas de la acusación masiva de fascistas. Por lo de la Eurocopa digo, que ha provocado un derroche de alegría y de orgullo español que a más de uno le habrá provocado urticaria persistente e insistente, y un mal cuerpo de los que no te dejan dormir. Es lo que hay.

Menudo torneo nos ha brindado la Selección, empezando lejos del cartel de favoritas y acabando todavía más lejos de la mejor previsión de los más optimistas. España ha ganado de principio a fin, dentro y fuera del campo, jugando bien, jugando muy bien y jugando superlativamente. Una gozada deportiva imposible de negar.

De hecho, tan bien iban que pronto les entró el canguelo a los tontolinos del opinar fácil y con más ganas de hacer ruido que de tener razón. Son los mismos que han intentado vender una lucha racial o política dentro de un equipo que se ha centrado más en crecer como una familia que en escuchar tonterías. Quizás esa ha sido la mayor victoria, la de mantenerse al margen de chorradas de catedráticas con cátedras edulcoradas y doctores con tesinas reutilizadas.

Noticias relacionadas

Nico Williams y Lamine Yamal no han ganado la Eurocopa por sentirse unos jugadores negros luchando contra el sistema racista, lo han hecho porque son muy buenos, igual que lo hizo Marcos Senna en 2008 siendo también negro pero con menos populistas en nómina.... Y ha habido otros casos de jugadores de color como Donato, Catanha o Engonga que pasaron con menos gloria por los titulares de estos opinadores de Redes Sociales. Quizás antes no estaba tan de moda hacer el ridículo.

Total, que España ha ganado la Eurocopa a pesar de todo el ruido que la rodeaba y los españoles han podido sacar a relucir sus camisetas y banderas sin que los francotiradores de Twitter se despacharan a gusto. Y si lo han hecho, han quedado en ridículo.

Aunque visto lo visto, hay mucho individuo que vive tremendamente cómodo en el rídiculo, como si tuviese una especie de excusa o salvoconducto que le permitiese justificar gazapo tras gazapo. O cátedra tras cátedra.