El diputado de Vox José María Figaredo afirma que Hacienda y el Estado se llevan un 54 por ciento del sueldo de un trabajador que cobra el SMI. Indica que el mismo trabajador se queda con unos 13.300 euros pero sigue afirmando que pierde un 54 por ciento. Sin embargo, si restas la cantidad del SMI de esos 13.300 euros, no salen los 8.400 euros que afirma Figaredo. Por supuesto, agrega en sus cuentas las cotizaciones que paga la empresa y aún así tampoco salen los números. Claro que si luego comienzas a añadir lo que uno gasta en tabaco, hipoteca, alcohol, farmacia, comida, luz, gas, internet, ropa, gimnasio... pues puede ser que, y nos quedamos cortos, un ciudadano con el SMI pierda el 54 por ciento de su sueldo.
Que no lo pierde si no que lo emplea en ocio, sanidad, etc. Porque tal vez Figaredo lo que en realidad desea decir es que cuando la empresa te finiquite o debas ingresar en un hospital con carácter urgente salga de tu bolsillo, al igual que un plan de pensiones que te permita sobrevivir en tu jubilación, lo que es ya ser de un Maquiavelo de baja estopa y de caspa y miopía que ni te cuento; un mini Maquiavelo que goza plenamente con su poder de convicción rayano al ridículo. Lo preocupante es que siembre un mar de dudas en la cabeza del ciudadano sin comprobar absolutamente nada. ¿Y qué más da? La intención es que los medios hablen de ese 54 por ciento a ver si cala en nuestros votantes y más allá. Figaredo ha competido esta semana con las palabras del Mono Burgos que, tratando de hacer un chistecito sobre Lamine Yamal, predijo que se podría ganar la vida haciendo malabares con una pelota en un semáforo. Se confunde la libertad de expresión que se reclama para el Mono Burgos con ser un maleducado de tomo y lomo y dar por hecho que un chico de 16 años si no triunfa en el fútbol, no tiene otras opciones que malvivir.