Me acuerdo ahora de «Don Camilo», la obra de Giovanni Guareschi, que nos leía don Cirilo en clase de literatura, cuando éramos niños. En el capítulo titulado «La vuelta al redil» aparece «un curita joven y delicado» para sustituir a don Camilo durante el exilio de la parroquia que le ha impuesto el obispo, por culpa de sus excesos en materia política. Dice Guareschi que «el curita había introducido en la iglesia esas pequeñas innovaciones necesarias para que un hombre pueda hallar soportable su permanencia en casa ajena». En efecto, todos tenemos nuestro concepto del orden de las cosas y molesta muchísimo que la chica de la limpieza, por ejemplo, se entretenga en enroscar el frasco del jabón que uno quiere desenroscado para tenerlo más a mano, o que arrime la balanza del cuarto de baño a la ventana, que uno mantiene apartada para evitar que se moje cuando llueve, o que acerque demasiado la mesita de noche a la cama, con peligro de que uno se golpee la cabeza cuando sueña, o que cambie de posición la linterna y que uno no la encuentre cuando se levanta a oscuras para no molestar.
Les coses senzilles
Orden y experiencia
13/08/18 21:48
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