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La señora hurta unas cremas. Su enemiga afirmó, no hace mucho, que no llegaba a fin de mes. Alguien, a quien tal vez la segunda conozca, guardó celosamente una cinta durante casi una década. Antes, en los desafíos iluminados por mañanas recién apuntaladas, los tiros de gracia se daban con arcaicas pistolas. Y se vislumbraba la faz de quien disparaba. Ahora es celuloide almacenado con cuidado y odio. La enemiga, como no puede llegar a final de mes -lo iteras- no puede tampoco pagar una multa. Mientras discute y está a punto de esgrimir aquello tan español de: «¡Usted no sabe con quién está hablando!», la sancionada no observa a ese viejo que lleva meses en Preciados, muriéndose de desamor. Y de hambre. En los pasillos de ese mismo establecimiento en el que la primera dama roba cosméticos, un anciano jubilado, tal vez, sustraiga algo que llevarse a la boca…

Entre 150 y 300 euros cuesta el alquiler ilegal de una caseta de obra en la periferia de Madrid, en Cañada Real Galiana. 8.000 personas viven ahí, hacinadas, de las cuales 7.283 están censadas. Se sabe, por tanto, de su existencia. Son chabolas o contenedores que dibujan a su paso por los municipios de Coslada y Rivas una imagen desoladora de la España metida a barrizal. 376 familias sobreviven o sobre… en el poblado de Las Sabinas, en la orilla del río Guadarrama, entre Móstoles y Arroyomolinos…

En Barcelona, 71 asentamientos 'cobijan' a 443 personas en 10 núcleos…

Y cada día os sale un enano, que siempre resulta ser político/ladrón y Blancanieves Regeneración no está ni se la espera... Jardiel Poncela tenía razón. Los ladrones, los de toda la vida, los de la cartera y el timo de la estampita, son, hoy, por comparación, gente honrada...

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En las sabinas vivirán niños... Y en Cañada... Y en los asentamientos de Barcelona, mientras sus políticos discuten sobre el sexo de los ángeles. Y te los imaginas, a los niños, jugando entre escombros y alguna que otra jeringuilla. El aseo, difícil. Puede que vayan semidesnudos y que su tragedia ya se marque en unos ojos envejecidos a destiempo, en unos ojos de cinco o seis años o aún menos... Crecerán. Aunque alguno se quede en la cuneta. La escuela no la catarán. Las posibilidades de progreso serán nulas. El libre albedrío se desmenuzará, entonces, pasando de verdad a vomitiva mentira. No todos podrán optar, elegir... En algunos casos, hasta el esfuerzo resultará inútil, como el anhelo de ser honrado. No tendrán oficio. Como no sea el de subsistir. Ese que aprendieron a fuerza de llanto y hambre. Y un día, cerradas todas las puertas, privados de la dignidad humana que les corresponde, esos niños se harán adultos prematuros, saltándose la adolescencia imposible y añorando la infancia no vivida. Y robarán. No serán cremas. Será un delito menor, pero sobre ellos, sobre ellos, sí, caerá todo el peso de la justicia... ¿Abogados? ¿Mande? Con suerte un abúlico letrado poco entusiasmado... Hará lo que pueda. O, tal vez, ni eso...

Y ese niño metido a ladrón honrado entrará en presidio, porque no tendrá amiguetes solidarios...

Los políticos de casi todos los colores van cayendo. No hay día en el que no os crezca –como decías- un enano. Pero ellos, a diferencia de los desamparados, viajan en Audi y a ese coche le sigue un cortejo de picapleitos de prestigio. Si les condenan, ya vendrá el apaño...

Los de las periferias cumplirán en su totalidad lo impuesto por un juez que, probablemente, nunca ha estado en Cañada, ni en Las Sabinas, ni en los asentamientos de Barcelona...

Por eso hoy exigirías una amnistía para todos esos niños/adultos que nacieron sin libre albedrío y que, como ese viejo pensionista, robaron para seguir, simplemente, respirando. Como exigirías condenas ejemplares para esos otros ladrones, los de los Audis, los de los paraísos fiscales, para tanto malnacido que, no contento con su opulencia, y desde ella, se permite, incluso, el sarcasmo de reírse de los que, por no tener, no tuvieron ni la posibilidad de elección...