En inglés dicen, «Si quieres hacerle reír, cuéntale tus planes a Dios» (If you want him to laugh, tell God your plans). Aquí dicen una cosa parecida: «El hombre propone y Dios dispone». También podría ser «del dicho al hecho hay un buen trecho», porque lo difícil no es hacerse propósitos, sino llevarlos a cabo. A veces la gente me dice, «yo si tengo una novela estupenda para escribir», pero claro, una cosa es tener un buen tema, o incluso una buena historia, y otra ponerse a escribirla, una cosa es pensar algo y otra hacerlo. Esto viene que ni pintado para la época en que nos hallamos, época de propósitos de año nuevo. «Año nuevo, vida nueva» decían los tebeos de mi infancia. En las viñetas un fumador echaba por la ventana una cajetilla de cigarrillos. Voy a dejar de fumar. Luego no tardaba en bajar para buscar la cajetilla en el patio interior. Para colmo esa era una época en que el que no fumaba estaba mal visto, y ahora en cambio el que está mal visto es el que fuma. Cuando éramos niños, el que no fumaba no era hombre, y luego resulta que el que fuma estropea su salud y la de los demás, y los fumadores son los nuevos apestados de nuestro tiempo. Pero a lo que iba, ¡cuán difícil es para un fumador empedernido dejar de fumar de la noche a la mañana! Ahora ya, a estas alturas de enero, Dios se debe de estar riendo de algunos propósitos de fumadores recalcitrantes, alguno de los cuales ha llegado a afirmar que disfruta de una buena comida pensando en el cigarrillo que viene después.
Les coses senzilles
La voluntad
22/01/18 0:23
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