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En febrero de 1971 cerraba su etapa al frente del ayuntamiento de Ferreries el alcalde Joan Serra, personaje popular y amable conocido como es Sucrer. No era tiempo de elecciones, porque el franquismo practicaba los nombramientos directos. El gobernador civil, a través de la Jefatura Provincial del Movimiento, designaba a los alcaldes. En Ferreries se daba por hecha la nominación a favor de María Mascaró, primera teniente de alcalde con Joan Serra, pero esta opción no entraba en los planes ni del gobernador Víctor Hellín ni del delegado del Gobierno, Miguel Aleñar.

Como alcalde de Ferreries fue nombrado Francisco Huguet Cardona (Alaior, 1918) que desempeñó el cargo hasta las primeras elecciones municipales democráticas, en abril de 1979. El alcalde Huguet protagonizó, por tanto, la etapa final del franquismo y también los primeros años de la democracia. Simultaneó la alcaldía de Ferreries con la Diputación Provincial de Balears, donde relevó a Rafael Timoner como diputado menorquín en aquel organismo extinguido en 1978 para dar paso a los Consells insulares.

Paco Huguet ratificó a María Mascaró como primera teniente de alcalde e incorporó a personas de distinta ideología a la corporación municipal. En aquellos tiempos los alcaldes no percibían retribución por el desempeño del cargo, por lo que el alcalde continuó con su actividad profesional como transportista. De ahí que, cuando el gobernador Carlos de Meer acudió a Ferreries sin previo aviso y halló al primer edil que había llegado al ayuntamiento con la ropa de conductor de camión, al preguntar por aquella vestimenta, la respuesta que obtuvo fue: jo vaig feina, perquè de batle, no guany res. Doce años después de su fallecimiento, la familia Huguet Cardona reivindica el legado y la obra del batle Huguet.