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Chipre se está convirtiendo en el ejemplo más claro y flagrante de la gran estafa que está siendo la puñetera crisis. La "troika", el nuevo coco de todo buen contribuyente ahorrador y honrado, un ente perverso al que nadie ha votado, castiga a los ricos con una tasa especial, que no es más que un robo a plena luz del día (robar a los ricos sigue siendo robar), con el objetivo de salvar el sistema financiero y la excusa de que los bancos chipriotas están hinchados por haber acogido fortunas rusas con pocas preguntas y grandes ventajas. De nuevo los rusos son los malos. Como en las películas de acción norteamericanas del siglo pasado. Rubios, altos, forzudos, insensibles al dolor, de habla robótica, verdaderas máquinas de retorcer pescuezos. El tópico creado en la guerra fría ha dado paso al cliché del ruso rico, poderoso, corrupto, de grandes yates y esposas modelo, capaces de comprar equipos de fútbol al contado. Atraídos por esta opulencia eslava, Santiago Tadeo y Salomé Cabrera viajaron hace poco a Moscú para intentar que estos rusos acaudalados opten por pasar una temporadilla con nosotros en verano, intentando compensar mediante fórmulas alternativas que la desestacionalización nunca llega aunque los políticos la vinculen de forma indiscriminada y sin ningún tipo de pudor a cualquier evento que se organice en la Isla entre octubre y mayo, que los "guiris" no dan mucho más de sí y que los nacionales están demasiado ocupados comparando las ofertas de los supermercados. ¡Que vengan los rusos y gasten aquí su dinero, blanco o negro! El problema vendrá si aprovechando su visita estival deciden ingresarlo en nuestros bancos, los hinchan y luego acaba viniendo la "troika". A ver si por un puñado de turistas nos estaremos metiendo en un lío de los gordos. Santi, Salomé, ¿no había más países?