Nos encontrábamos en plena faena. Planificando en qué parterre deberíamos sembrar los crocus, una especie de florecilla parecida a las campanillas silvestres, que amén de dar mucho color, alegran la vista y perfuman el ambiente. Disponemos de dos clases de bulbos, en tono liliáceo y amarillo.
El pasado otoño, fue la primera vez que los descubrimos, nos regalaron varios sobres, plantándolos, junto a la entrada, algo que este año no repetiremos, por mor del viento, precisamente en aquel lugar es vent regolfa. Teniéndolas que proteger, con un trozo de alambrada que sobró al restaurar el gallinero. Por cierto, hablando del gallinero, no recuerdo si les participé que se murió Napoleón, el gallo que durante tanto tiempo fue el rey de aquel recinto. Un ejemplar precioso, con unas tonalidades, que ni el mejor pincel, del mejor de los pintores le habría podido dar. Su porte majestuoso, plantándose frente a las gallinas, con un descaro que imponía el ver lo chulesco que se sentía. Con unos espolones, que retgiravan. Un buen día al ir a ponerles la comida y el agua, me lo encontré tendido tan llargcom era. Como dice el refrán a rey muerto, rey puesto, dos días después, otro gallo ocupaba el gallinero des lloc de sa figuera. No es ni tan guapo, plantoso, ni su cola está pintada con los ocres, rojos y tonos verdosos del Napoleón, es más, tiene un ojo a la virulé, no es desafiante, ni fanfarrón, las gallinas andan mas apaciguadas, por ello le llamamos en Kent . En recuerdo de las manzanas que nos trajo de Inglaterra y que tan ricas son.
Disculpen una vez más, deseosas de hablarles de Napoleón, los dejamos sin especificarles que los bulbos de los crocs, que colocamos bajo la ventana de s'estudiet de darrere, donde siempre florecían los iris, que por cierto este verano, no llegamos a contabilizarlos, pero salieron un montón. Siguiendo las directrices de Praxèdies, hemos buscado una tierra algo arenosa, espolvoreada de estiércol, el mejor abono, el más económico, el de toda la vida.
Las manos sucias, y los pies también hi havia terra per tot, cuando llegaron nuestros vecinos, juntos íbamos a celebrar la festividad del puerto de Mahón. Tal cual quedó otorgado por unanimidad absoluta.
Debí decirlo al principio, en vez de hablar de siembras y flores. El desayuno del pasado sábado fue parecido a los de Pascua. Pan recién hecho, sobrasada frita acompañada de una paellada de patatas. Riquísimas, de las ultimas que cogimos y que nos guardamos medio saco para sembrar en su momento. No faltó la rebanada de pan pasada por la tostadora, con un trozo de queso tierno untado de figat. Una exquisitez. Invento de Quica, uno de los atardeceres, en que se presentaron nuestros vecinos y no sabíamos qué ofrecerles. Bautizándolo con Dit i fet. Tan solo faltaron, las empanadas y los crespells, en su lugar servimos una palangana de los primeros buñuelos regados con esta miel tan rica que tenemos los menorquines, felicitar a cuantos trabajan en ello.
El motivo de tal celebración, fue la gran alegría al escuchar las noticias la noche del viernes. Las concesiones de costas se ampliarán hasta 75 años, añadiendo. Siempre que respeten el entorno natural.
Hubo lloros, de satisfacción, de emoción, desapareciendo la rabia contenida que durante tantos años hemos llevado sujeta al cuerpo recordando las antiguas fajas de cordones que usaban en la corte y alguna antepasada también. Se liberó el pensamiento, dejando saltar a tierra cuantos individuos habían pretendido destrozar nuestro patrimonio, lo único hermoso, la herencia de nuestros antepasados, nuestro puerto.
De haber tenido a mano la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, le hubiéramos dado dos besos con pipius faltaría más. Desde lo alto de la atalaya de Trepucó, agradecérselo, felicitando su sabia decisión, a la vez que felicitar a cuantos se encontraban perjudicados y de manera muy especial a mi querida amiga Mercedes Milá, que junto a su familia especialmente Lorenzo, al que mando un beso, han luchado con todas sus ansias por salvaguardar la costa norte, dando una lección a todos los mahoneses, por su defensa, y admiración por nuestro litoral.
Semanas pasadas las dediqué a la rada y a baixamar. Hay tanto por escribir, por decir y explicar, jamás me canso de dar las gracias a los ingleses al entregar el Arsenal a los españoles, el 14 de junio de 1802, y que no voy a enumerar, pero sí resaltar la cultura marítima, tanto de navegación como constructores, y especialistas en talleres de reparaciones, atreviéndome a decir que fueron los primeros.
Riudavets, Orfila, Soler, dejaron en sus anotaciones y sus libros que el Arsenal de los Ingleses, llamado Real Astillero, benefició a nuestra ciudad, dando trabajo a más de 660 personas. A este número de empleados, añadir cantidad de hombres dedicados al tráfico marítimo. Cantidad de pescadores, a la vez que mariscadores, que venían a ser los mismos, una vez tirar a tierra las embarcaciones bolitxeras.
Y el gusto por nuestro puerto se vio favorecido y fue creciendo. Parece ser que las primeras casitas de s'altra banda, de condición muy humilde, tanto que se trataba de cuatro paredes y una puerta, ni tan siquiera ventanuco. Entre ellas la llamada Es tuf proveniente de tufo. La finalidad de las mismas era como punto de partida para ir a pescar. Construidas entre varios amigos. Quedando de su propiedad sin papeles que acreditaran res de res.
Los sábados, una vez finalizado el trabajo, partían a pie cargados con una cesta de llatra, conteniendo un pan, tomates, pimientos verdes, cebollas, ajos, perejil y algo de aceite y sal. Una vez instalados, hacían vorera, en miras de capturar pulpos, sepias, caracoles, e incluso tiraban nanses i cuando el tiempo era favorable y la luna resplandecía, echaban es rai en aquella zona abundaban los conocidos, lligues y muchas cosas más, se podrían escribir de los iniciadores de s'altra banda. Llegado el amanecer salían decididos a pescar por las cercanías, es canal, cala teulera, es cap negre. Regresando a sus hogares cargados de pescado, de cangrejos y marisco.
Con la riqueza que generó el calzado y la industria de los monederos de plata, se construyeron las primeras casas de veraneo, desde donde podían gozar de tan bella imagen de la rada, mientras unos y otros disfrutaban de la pesca y el solaz sosiego en días de fiesta llenando los espacios de cala Rata, san Antonio, cala Vidrier, Venecia, etc. Cada cual tenía su espacio, en el lugar faenaban los mariscadores, que iban haciendo peticiones a marina y al Ayuntamiento para sus mejoras, algo que no lograban, fue gracias a la venida del rey Alfonso XIII, el cual comprendió que debían disponer de viveros, al igual que otras ciudades españolas, el Rey, por real decreto les otorgó la concesión. Algo que venían pidiendo desde 1905.
Y en aquel promontorio de la ladera norte del puerto mahonés se fueron distribuyendo casetas, a medida que la industria iba creciendo, es doblers fan doblers. Hasta llegar a nuestra era, en que todo dio un vuelco y que no deseo continuar, ha sido un tiempo de mucho sufrimiento, de muchos quebraderos de cabeza para los que verdaderamente amamos s'altra banda. Dejemos correr el tiempo de momento tenim 75 anys per endavant.
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margarita.caules@gmail.com
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