Ciudadela, luz y color

Hace unas pocas semanas, aprovechando nuestra estancia en Palma, nos fuimos de excursión a Pollensa, y volvimos a poner nuestra capacidad de resistencia a prueba subiendo la escalinata del Calvario, 365 escalones, que te llevan hasta la ermita del mismo nombre. Con la respiración atropellada descansamos disfrutando del paisaje, superada la prueba, nos reconfortamos en el primer bar que encontramos al bajar, muy cerca de la galería de arte Juan XXIII, que visitamos. Nada más entrar nos llamaron la atención unos cuadros por su limpieza de color, y la manera con que el artista combinaba maestría y técnica, plasmando el sentimiento de la belleza de la naturaleza, desde la visión del que sabe encontrar el mejor momento para captar la mejor luz del día. Nos quedamos gratamente sorprendidos de la pericia de su pincelada combinada, cuando la ocasión lo requiere, con la ayuda de la espátula. Sin ninguna dura, eran las mejores telas que tenía la bien surtida galería. Quisimos saber quién era el autor que tanto nos había asombrado, nos informaron muy amablemente que se trataba de Eugenio Mayor Cantó, que había comenzado su formación artística en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Alcoy, que realizó un curso superior de pintura en la modalidad de paisajes en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, y que perfeccionó sus conocimientos en la Universidad Complutense de Madrid. Nos dijeron que era un "artista viajero" que recorre la geografía española pintando y exponiendo y que tenía obras en colecciones públicas y privadas de Italia, Alemania, EEUU, Japón y Portugal.