Antes de la crisis el mundo estaba lleno de problemas. Ahora el único problema es que estamos en plena crisis. Todo lo demás ha desaparecido, no es que esté solucionado, es que ya no aprieta ni urge, o sucede muy lejos o de forma tenue o mal contada, nunca en portada, no como antes, ni tantas veces. Todos los grandes problemas pasan desapercibidos cuando viene otro más en primer plano y tapa lo que hay detrás y aunque sin cambiarlo: si no se ve no está, si no está no lo noto, si no lo noto no me preocupa, si no me preocupa no me ocupo. Pero si no me ocupo acabará sobreviniendo. Y entonces qué. Pues ya veremos, porque ahora desde luego que no, ahora no se ve nada.
Sí, antes de que la economía se convirtiera en una especia de ruleta rusa pero con francotiradores que apuntan a las piernas de los países para arrodillarlos, antes de que supiéramos que los bancos tampoco tenían el dinero que prestaban y que iban acumulando deuda para llenarse los bolsillos ahora y entonces, antes de comprobar que Europa no está unida sino simplemente junta, antes de ver que este mundo progresa a dólares por segundo o euros por minuto, y que no evoluciona desde entonces, antes de que nos estallara la avaricia escondida tras este insensato Mercado hecho tan a desmedida, antes de que cada día fuera noticia que la situación no mejora, antes de que por encontrar trabajo tuvieras que pedir perdón o sentirte culpable, o exageradamente agradecido y antes de que pudieras perder este empleo sin ninguna justificación y sin a quién pedir auxilio; antes de todo esto, antes de esta maldita crisis, cuando no todo era economía, o cuando no se sabía que todo era sólo economía, antes de eso, decía, el mundo agonizaba desde mil rincones distintos, con millones de voces de niños, con hectáreas de bosque extintas, con océanos repletos de vacío, esquilmados y toneladas de petróleo derramadas matando, el mundo antes gritaba balas, golpeaba a bombas, declaraba guerras para vender más armas y sacar tajada y robar las botas del que quisiera morir con ellas puestas.
Antes de la crisis, moría gente de sed porque se les había robado el agua, moría gente de hambre porque se les había robado los cultivos, moría gente abandonada a su suerte porque eso generaba fortunas. Antes de esta crisis el mundo era un desastre. Ahora el desastre es lo que queda detrás, lo que viene, cuando salgamos de esta si salimos, es lo que queda, si es que queda algo para cuando esto acabe, si es que termina. Y es que la crisis no es el monstruo, sino su cola.
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