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El Consell tramitará hoy, salvo inconveniente de último momento, la aprobación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana de Maó, poniendo así fin a un proceso que se ha retrasado demasiado en el tiempo. Han tenido que pasar ocho años para que el municipio disponga de una herramienta vital para su desarrollo socioeconómico. La alcaldesa Águeda Reynés apuntaba el sábado que demoras como la que ha sufrido el PGOU ofrecen una imagen nefasta de la Administración pública. También su predecesor en el cargo, Vicenç Tur, admitía que la larga espera no ha sido lo más conveniente para la ciudad. De hecho, esta dilación en la entrada en vigor del documento de ordenación del territorio y definición de equipamientos ha tenido consecuencias negativas por la paralización de inversiones, tal y como ha denunciado el propio Colegio de Arquitectos. A pesar de que la crisis puede haber influido en que determinados proyectos no se llevaran a cabo, ello no es excusa para que los ciudadanos hayan tardado tanto en disponer de una normativa fundamental. De hecho, el proceso se inició mucho antes de la actual recesión y además el PGOU es precisamente un instrumento para combatirla, ya que es el marco que ha de servir de estímulo tanto a la iniciativa pública como privada.