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Los ojos enrojecidos, empañados de tristeza y de impotencia, se convirtieron el pasado dos de junio en el recordatorio de cómo el incendio que destruyó hace dos meses la TIV, la planta de tratamiento integral de residuos voluminosos de Menorca, era más que fuego una burla imprevisible y cruel a una nueva manera de entender la caridad. Caritas Diocesana de Menorca no ha cejado en su empeño de buscar respuestas eficaces a las cambiantes situaciones de pobreza e injusticia. La valentía de la entidad eclesial, su capacidad de aunar esfuerzos y superar las trabas burocráticas y financieras, y el compromiso de sus trabajadores y voluntarios posibilitaron la puesta en marcha de una infraestructura pionera gestionada desde la primera empresa de inserción laboral de Menorca, la primera de Balears que ha obtenido la calificación definitiva. Cuando no se han cumplido cinco meses de aquel incendio, Caritas expresa su voluntad de iniciar las obras que permitan retomar su actividad- que no ha cesado en ningún momento- en sus instalaciones originales en mayo del año próximo a fin de seguir contribuyendo a una gestión de residuos acorde con una Menorca Reserva de la Biosfera y a la promoción integral de la personas en riesgo de exclusión a través de la formación y el acceso a un empleo digno.