Algunos diarios nacionales se han hecho eco estos días de la hipótesis de que el KGB pudo estar detrás de la muerte de Albert Camus el 4 de enero de 1960. Según esta versión, el crimen fue la repuesta de la inteligencia soviética a un duro discurso del escritor francés contra la invasión de Hungría por parte de la extinta URSS.
'Il Corriere della Sera' fue el primero en publicar esta noticia, el pasado día 1, cuyo origen lo hallamos en las memorias póstumas del poeta Jan Zanbrana en las que asegura que un hombre vinculado al KGB le dijo que sabotearon un neumático del coche en que murió el autor de 'La Peste'. El caso es que en la traducción italiana del libro de Zanbrana este pasaje fue suprimido. La viuda del poeta checo lo comentó a un experto universitario italiano y de ahí saltó a la redacción de 'Il Corriere'.
Nadie duda de que el espionaje soviético, como muchos otros, era capaz de cualquier cosa. El problema es que Albert Camus tenía un billete de tren para regresar a París. Para desgracia suya quiso continuar una conversación con su amigo y editor Michel Gallimard y por ello se montó en su Facel Vega que terminó estrellándose contra un plátano, de camino a la capital francesa.
El espíritu conversador de Camus resultó fatal y una vez más se cumplió, casi de forma literal, un sabio refrán español: "Por la boca muere el pez".
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