Apenas le conocí, pero hoy me emociono cuando escucho a los que con el trataron. Me alegra el haber tenido la idea de dar a conocer los viejos mecánicos. El pueblo está en deuda con ellos, fue por ello que en 2007 trabajé y mucho para averiguar de dónde provenía, dónde había vivido y cuanto me pude enterar sin escatimar horas, me refiero a Pablo Ruiz Verd. De la Anglo se había dicho mucho, el que más, J. M. Ortiz Villanos, pero el tema personal, no había sido tocado jamás. Hoy me alegro, dándome pie para ir publicando uno a uno a los que se ensuciaban las manos de grasa, dejándoles los surcos de las mismas tan negras como si trabajaran con el carbón.
En honor a la verdad, decir que a Román Parpal Vidal, no lo concibo con las manos sucias, más bien hacía sus funciones de director de la empresa heredada. Personaje de buena presencia, molt ben vestit, ademanes correctos, elegante educado "tot un senyor". Lo suyo era navegar, bajar a puerto, conocer nuevas gentes y es fácil adivinar que desde el puente de mando, mientras surcaba los mares, añoraba a su Mahón. Incluso es posible que su opereta Aires de Mar, que les di a conocer la semana pasada, estrenada en el Teatro Principal en 1928 fuese escrita en aquel ambiente marinero.
Si cuando empecé mis relatos de ca'n Palaa poco conocía de su existencia, gracias a mis lectores, poc a poc i en bones me he ido enterando de curiosidades que agradezco.
Una de las mismas y que más me sorprendió, el saber que fue el autor de la letra de la canción dedicada a la Cala des Murtar.
Con la República de 1932, se iniciaron nuevas formas de vida. Los boys scouts, y sus marchas campestres, al estilo militar. Los veraneos de los alumnos de las escuelas nacionales, en distintos puntos de la Isla, el Lazareto de nuestro puerto, la finca de Addaya, gracias a la generosidad del señor Lafuente Vanrell. En las playas se empezaron a montar las primeras tiendas de campaña y por supuesto s'anar a romandre. Esto último, podemos situarlo en cualquier punto de la costa menorquina. Para los mahoneses, dos eran los lugares más privilegiados, dos "caus". La cala Mesquida y la vecina de la misma, es Murtar. Esta fue la elegida por Román Parpal, para ser loada, siendo el autor de su letra, tan popular y tan nuestra, tan cantada en reuniones familiares, Quan anam de vega.
Desconozco la autoría de la música. Mientras unos la otorgan al mismo, otros aseguran se trata de una cancioncilla que los soldados de la Isla, que tuvieron la suerte de regresar con vida de la guerra de Filipinas, cantaban en su acuartelamiento. Una sonata con el acompañamiento que Parpal aprovechó para sus alegres y certeras rimas…
En un principio, creí que desde el 1928 no se había vuelto a reponer su inspirada opereta, pero gracias a un folleto de Santiago Quevedo, copio para Vds.:
El domingo 26 de abril de 1953 El Orfeón Mahonés, puso en escena la inspirada zarzuela en 3 actos. Con el siguiente reparto:
Lucía Juanita Tudurí
Rosita ……Plácida Pons
Pablo Rafael Truyol
Marcelo Juan Carreras
Felipe Santiago Barber
Luis Antonio Gelabert
Burcio Mauricio Barber
Cura Carlos Sansó
Iº.Oficial Luis Fernández
Pescadores, marineros, rondalla y coro general. Apuntador, Juan Sitges. Dirección, Maestro Juan Tudurí.
Precios
Plateas y principales 25´00ptas. Palcos 2º. Piso 15´00
Butacas 5´00
Asientos tercer piso 3´00
Entrada general 1´50
Para encargos de localidades en la taquilla los días 23, 24 y 25.
Nota: Se ruega que durante la representación de los cuadros no se entre ni salga del salón.
Tengo constancia que se volvió a reponer en conmemoración del 7º. Aniversario de la fusión de la Mutualidad Mahonesa.
Aprovecho para dar las gracias a Santiago Quevedo y a su esposa Pilar Tutzó Robles, siempre tan acogedores cerciorándome en detalles d'aquells moments .
Según me comentó Tiago. Parpal, era muy amigo de su suegro Santiago Tutzó García de la Parra. Mientras este disponía de su despacho o gestoría en la calle del Ángel, que por cierto fue la primera oficina como tal que funcionó en nuestra ciudad. Con anterioridad cuidaban de ello las notarías. El señor Tutzó, al que tuve el honor de conocer personalmente, fue un adelantado a su tiempo.
No me extraña que Parpal y Tutzó les uniera una buena amistad, amén de infinidad de coses en comú. El primero vivía en la calle del Ángel, su hogar medianera con la oficina de don Santiago. Aquel edificio, aún hoy conserva el mismo estilo, su fachada destaca por su tono granate, donde vivió por mucho tiempo otro gran orfeonista, Ruiz del Campo, hijo de la farmacia del mismo nombre, ubicada donde hoy es ocupada por la de Ernesto Felix Bosch.
Los dos amigos Roman y Santiago, tenían por costumbre el encontrarse antes de comer en aquel popular Hotel Sevilla, donde na Nina d'en Damià disponía de suculentas tapas en el mostrador, en otras ocasiones, les preparaba sabrosas croquetas de escarola, alcachofas, ortigas… hechas en el momento, para deleite de sus incondicionales clientes en Román i en Santiago. El día que este último falleció, algo también finalizó en su querido amigo. Román, le dedicó un sentido poema, que con permiso de su hija Pilar transcribo. Dice así:
IN MEMORIAM
Del malogrado mahonés, y mejor de mis amigos, D. Santiago Tutzo García de la Parra.
Las rosas de un jardín hoy se desfloran
Privadas de la luz que en su elemento,
El roble y el ciprés con ellas lloran
Con gritos de dolor, que es el silencio.
Ya te asomaste a la elevada cumbre
Libre al fin de todo cautiverio,
Para ti es viva luz la incertidumbre
Que sigue en nosotros en misterio.
Libre ya de pesares y de penas
Que al hombre le tiene esclavizado,
Rompieronse las frágiles cadenas
Enlace de un presente y un pasado.
Tu vida, muy unida con la mía
Con golpe rudo la truncó el destino,
Incomprendida tal vez pero a porfía,
Sembraste siempre el bien en tu camino.
La gracia y la clemencia con largueza
De fijo del Señor has alcanzado
Solo el dudar de tu alma la nobleza
En sí, sería, cometer pecado.
¡Descansa en paz, Hermano más que amigo,
Goza al reposo y merecida calma,
Rezad, rezad, una oración conmigo
Para el eterno descanso de su alma!
Mahón, 30 de marzo de 1968. Firmado A. Roman Parpal Vidal.
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