01/02/11 0:00
Durante mi prolongada relación -casi 50 años- con pacientes, familiares, y personal sanitario he procurado conversar con ellos, y escucharlos; no solo saludarlos, aunque no lo haya logrado siempre por diversas causas. Me inculcaron en todos mis cursillos de formación que sintonizar en singularidad de aceptación era la actitud fundamental de mi servicio. Entrar en la habitación del paciente, y sentarte a su lado, relajado, como si dispusieras de todo el tiempo del mundo. Recibir en el despacho a personal o familiares, y no manifestar prisas fue pauta que procuré seguir, no siempre cumplida.
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