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Cala Blanca es una de las zonas turísticas de Menorca que más ha sufrido la crisis y la pérdida de turistas en los últimos años. Es al mismo tiempo un buen referente sobre la situación insular del turismo. Los empresarios y los vecinos de la urbanización de Ciutadella han tenido que tomar algunas iniciativas para responder a las demandas de los clientes, incluso han ofertado un servicio de autobús para transportar a los turistas a las playas vírgenes del municipio. Uno de los retos a los que se enfrenta esta zona es incrementar los atractivos, ofertar ese plus de originalidad, de calidad que da personalidad a un destino turístico. En definitiva, necesita crear nuevos productos. Cala Blanca tiene una oportunidad única con las cuevas que han sido descubiertas y cuya belleza es impresionante. Aunque se está a la espera de un estudio de viabilidad, el Ayuntamiento apoya el desarrollo de este proyecto. El problema, como siempre, será el coste económico. La administración debe priorizar sus inversiones y la construcción de un producto turístico diferenciado como son las cuevas de S'Aigo y Na Magaré se merece ser considerado un objetivo de primer orden. Menorca necesita diversificar su oferta y aquí tiene una buena oportunidad.