La fragata blindada "Numancia" (archivo M. Caules)

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Sucedió a principios de los ochenta del siglo pasado. Juan Taltavull s'obrecoc, el que fue marinero en una de las llenxes de Transportes Militares, si mal no recuerdo la que su tripulación bautizó como na Catana, siendo compañero de mi abuelo paterno que hacía las veces de patrón. Por esto y muchas cosas más, por su gran amistad con Gori, por ser un hombre bueno y desprendido, deseó obsequiarme. Deseoso, junto a su esposa Rosa, tuviera un recuerdo suyo. En honor a la verdad, debo añadir que siempre intenté corresponderles con mi cariño, haciéndoles compañía en infinidad de ocasiones, principalmente al fallecer su hijo Tomé.

Meses después de recibir el baúl, me enteré que el regalo fue consultado con el mecánico de la motora. Este sabía muy bien las cosas que agradaban a su hija, lo que hizo aconsejara al amigo me regalara el viejo arcón. Curiosamente, tendrá mas de doscientos cincuenta años y no té ni un corc, una auténtica joya artesana.

No vayan a pensar que se trata de un cofre de los que siempre se usó para el equipaje. Bonu, bonu siempre, lo que se dice siempre no. La finalidad de los mismos era hacer las veces de las actuales maletas. Los viajes solían ser largos, las ropas ocupaban espacio, los largos vestidos con sus miriñaques, polleras, y demás los hacían precisos. Ni se habían inventado las maletas ni tampoco los fines de semana, ni mucho menos los chequeos en los aeropuertos.

El baúl al que me refiero, el mismo que durante muchos años estuvo guardado en el garaje de la calle de Santa Catalina 27, nada tiene que ver con aquellos. El mío cumplió otras funciones. Hecho a la medida de los calafates, los maestros de ribera que viajaban con veleros, bergantines o lo que sigui, en los mismos transportaban, las herramientas propias de su oficio, a la vez que disponían de un reducido espacio donde depositar sus pertenencias, si es que se puede llamar así a una muda, una camisa, y para de contar.

Juan Taltavull y Gori estaban convencidos de que por lo menos varias veces aquel arcón de madera debió cruzar el Atlántico, el Pacifico y por supuesto el Mare Nostrum. Mi padre, al cel sia, se basaba en noticias que a través de los años le habían ido llegando entre unos y otros lobos de mar, como solía llamar a patrones y marinos, que le triplicaban la edad, hombres que tanto admiró. Gracias a los mismos, disponía de un arsenal de datos que enriquecieron sus conocimientos marítimos, de ellos llegué a conocer, junto a documentos, revistas de la época, libros de náutica y otros datos que no vienen al caso, hazañas de personajes anónimos, que sin estudios fueron verdaderos lobos de mar.

El baúl de calafate ¿perteneció a Jaime Taltavull, bisabuelo de mi padre, o a su abuelo que curiosamente se llamaba tal cual? ¿Era a su vez abuelo de los maestros de ribera, con los cuales siempre se hicieron conjeturas de pertenecer a la misma rama que los míos, es obrecocs am es segues…?

Aquel Jaime Taltavull, de profesión carpintero, salió de Fornells junto al marinero Diego Sanz, del mismo ramo. Los marineros preferentes de Mahón, Mateo Kart, Juan Coranti, Vicente Roselló, Juan Oliver. Marineros ordinarios Antonio Pascual, Antonio Meliá y el aprendiz naval Juan Tudurí. También los fogoneros eran menorquines José Galeano y Sebastián de Binixems. A estos 11 hombres naturales de esta isla les correspondió el honor de dar la vuelta al mundo en la "Numancia". Junto a veinte matriculados menorquines, todos ellos de pericia marinera acreditada, la prensa dijo de ellos que no hubo ni muertos ni heridos en la guerra que participaron.

La fragata "Numancia" fue construida en Francia, de 7.300 toneladas con hélice y blindada. Salió del puerto de Cádiz el 4 de febrero de 1865, rumbo a Montevideo, mandada por el brigadier D. Casto Méndez Núñez. Zarpó el 1º de abril de aquel derrota al estrecho de Magallanes haciendo su entrada en el Pacífico el día 20.

La odisea del viaje de circunnavegación en la fragata "Numancia" fue novelada por Benito Pérez Galdós. Pero no voy a continuar con ello, ni tampoco continuaré en la difícil tarea de restauración del baúl en cuestión, a pesar de estar en plena crisis económica, acudiré a colque pagès, por si tiene a bien hacerme un préstamo bajo en intereses, para poder buscar uno de estos restauradores de reconocida fama.

Al fallecer mi padre, estuve unos años sin tocar nada de cuanto había en el garaje, su taller mecánico de toda la vida. Deseaba guardarlo tal cual el lo dejó. El duelo fue pasando y un buen día sin apenas darme cuenta, fui abriendo cajones, carpetas, archivos, hasta que llegó el turno al arcón y cuál no sería mi sorpresa, con el hallazgo de un sobre conteniendo papeleo de maestros de ribera, marineros, patrones de pesca, de cabotaje, etc.

Hoy me alegro, ya que me doy cuenta de las inexactitudes de escritos posteriores, a la vez que del olvido de otros personajes relacionados con las artes que mucho tienen que ver con el mar. Entre ellos:

Antonio Fiol y Neto. Los Astilleros de Mahón, que tantas embarcaciones construyeron, entre ellas. La goleta "Fortuna" (Fol. 6 Lª, 1ª ) desplazando 39 toneladas construida en dichos astilleros. Embarrancó en Punta Prima, perdiéndose la carga de trigo y petróleo que transportaba desde el puerto de Marsella.

Otro mestre de Aixa de Ciutadella fue el constructor de la balandra la "Marieta", Rafael Gelabert Feliu en 1867. Fue el propio patrón Miguel Melis Feliu, quien explico a Gori, la vendió al piloto Miguel Hernández, bautizándola como "Galatea". Parece ser en 1873 se aparejo de pailebote. Años después, se le realizaron varios cambios por otro conocido maestro de ribera Pedro Olives. Siendo desguazada en la barceloneta en 1911, antes paso a manos de otros propietarios entre ellos y tal vez los últimos la Sociedad Pesquerías del Sáhara español S.A.

Otro famoso pailebot que ha ido pasando desapercibido fue el "Paloma", de Gregorio Femenías. Propiedad de Francisco Amengual Pons, su último naviero fue D. Juan Arguimbau Ferrer, desguazado en el puerto ciudadelano allá por 1923.

Gabriel Pons Torres de Ciutadella (1873). El mismo que construyó en su cueva dedicada a maestro de ribera, la "Nueva Juanita". "Nueva Estrella" y la balandra bautizada como "Antonieta Sancho", fol. 5- La.-1º). De 38 toneladas, siendo su precio de 7.500 pesetas.

El ciudadelano Antonio Pons Fornaris realizó un destacado trabajo al pailebot "San Antonio", construido en Palma. En 1918 se le taponó los tanques que llevaba el mismo para el transporte de langostas y otras especies a modo de vivero, quedando rebautizado como el "Playa Santandria".

Otra curiosidad fue al abrir un sobre de los llamados de dol por estar ribeteado en negro, que se usaban cuando las familias guardaban luto, al igual que el papel en que se escribían las cartas. Escrito con letra de mi padre, leo: Que Diego Caules Llull, a la inscripción y su hermano Bartolomé "Mevis" ¿tíos abuelos de Gregorio Caules Llull?, trasladaron desde el puerto de Mahón donde residía, a la inscripción de Ciudadela, el pailebot "San José" de 63 toneladas (fol. 10 L.ª 1ª) del que eran dueños. Dicho buque había sido construido en 1861 en Palma de Mallorca por el maestro de ribera Antonio Darder. Desde 1892 se llamó "Joven Huguet". Tres años más tarde volvió a la matrícula de Mahón.