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El Consell de Menorca va a gestionar en 2011 unos presupuestos de transición. No solamente porque va a ser un año electoral y habrá dos equipos distintos en la gestión de la institución. También porque la capacidad económica del Consell depende totalmente de las aportaciones del Govern y del Estado. El mismo presidente, Marc Pons, reconocía que hay importantes flecos pendientes de cerrar con Palma, ya que la administración autonómica prorrogará el presupuesto de 2010, una situación poco habitual, legítima aunque cuestionable. La imposibilidad legal de acudir a los bancos, debido a la elevada deuda del Consell, es otro elemento de este presupuesto transitorio presentado por el equipo de gobierno. Que sea de transición no es preocupante. La cuestión importante es determinar cual es el destino de este tránsito. Todas las administraciones se ven obligadas a reducir su deuda. El Consell ha adoptado algunas medidas, pero falta decisión política para ir más allá en materia de austeridad. Este objetivo no debe ser contradictorio con la asunción de nuevas competencias y el desarrollo de la primera institución menorquina. Sigue faltando una visión de futuro sobre la reforma de las administraciones públicas. De todas.