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Discrepar con un catedrático siempre es una operación de riesgo, y más cuando uno no sabe mucho de nada y un poco de algunas cosas, como les suele ocurrir a los periodistas. Pero me lanzo. Dice el catedrático Joan Martí i Castell que el diccionario del Institut d'Estudis Catalans ha incorporado la palabra menorquina "idò" como equivalente idéntico al "doncs" catalán (y es así, comprobado está). Discrepo profundamente. "Idò" es algo muy especial, propio, que casa perfectamente con una manera de ser exclusiva de la Isla, con un carácter autóctono, más identitario incluso que la Reserva de la Biosfera o el "perol as forn". El diccionario del IEC define "doncs" como el "pues" castellano, y el "idò" no es esto, ni mucho menos. "Idò" denota una aceptación, una relativización de la importancia excesiva que se da a ciertos temas, suaviza las prisas, rebaja tensiones, rechaza discusiones y llama a la concordia. También rezuma algo de parsimonia, de dejadez en algunos casos, pero siempre desde un estilo de vida moderado. Es además el signo identitario de una sociedad que protesta poco, que se conforma con estar secuestrada por las compañías aéreas, a que le chuleen inversiones o le escatimen colegios. Tiene de bueno y de malo. Pero es nuestro. Patrimonio histórico exclusivo, diga lo que diga el IEC o la UNESCO.