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La presunta ausencia de cosas más interesantes que contar y una cierta inercia informativa perezosa (mea culpa) hace que mes a mes los medios de comunicación ofrezcan los datos del paro y las reacciones que suscitan. Está bien conocer cómo evoluciona una cosa tan preocupante y grave como es la tasa de desempleo. Pero lo que sí claramente es prescindible son las reacciones de los actores políticos, económicos y sociales que no saben o no quieren salir de sus manuales ideológicos de trinchera a la hora de analizar estas estadísticas. Si un día en Balears nos quedamos todos sin trabajo menos los señores consellers de Trabajo, estos van a salir a explicar que la comparativa con 1612 ofrece un balance positivo en base a la evolución del decrecimiento de la media interanual relativa de los afiliados de clase B y al número de contratos realizados a personas cuyo segundo apellido empieza por M. Por contra, si un mes, a raíz de un hecho milagroso, como que nos inunde de inversiones un jeque árabe, la tasa de paro se reduce a un 0,22 por ciento con un diluvio de contratos indefinidos, seguro que el PP, las patronales y los sindicatos van a salir a decir que la cosa es fruto de la estacionalidad, que se siguen demostrando las políticas erráticas del Gobierno y que PSM y PSOE son un lastre para Menorca. Ni lo uno ni lo otro.