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El segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha empezado de forma arrolladora. Los inmigrantes mexicanos, tanto los que quieren cruzar la frontera como los que ya están en el país, están en el punto de mira de Trump, que ha anunciado deportaciones masivas. Al mismo tiempo anuncia que quiere controlar el Canal de Panamá. Europa no se libra de los dardos del nuevo presidente, que incluso confundió a España con uno de los países ‘Brics’, próximos a Rusia y que rechazan el dólar como moneda de cambio.

Trump exige que sus socios europeos aumenten hasta el 5 por cien su gasto en defensa, para que la OTAN no dependa de las aportaciones militares estadounidenses. Esa tirantez con la Unión Europea, contestada muy tímidamente por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha trasladado también a Groenlandia, una enorme isla que pertenece a Dinamarca y que Trump desea controlar por su acceso a la ruta del Ártico y los inmensos recursos de aquellas tierras. Todo indica que se trata de guiños a sus votantes, a los que aglutinó bajo el lema de ‘América primero’, La prueba de fuego será, tras la pacificación de Gaza, la guerra de Ucrania, que cumple tres años en febrero. Trump mantiene buenas relaciones con Putin y afirma que acabará con el conflicto.