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La ONG Caminando Fronteras ha publicado sus estadísticas anuales sobre el drama de la migración en el Mediterráneo y ha sacado a la luz unas cifras dramáticas: un total de 517 personas ha perdido la vida en el mar intentando alcanzar Balears o el Levante peninsular desde el norte de África. Esto supone que uno de cada diez migrantes fallece en el intento. Y no hay que obviar que se trata de cifras aproximadas y que podrían ser más trágicas. Durante 2024 han llegado continuamente pateras a Cabrera, al sur de Mallorca y también a Formentera. En un caso se descubrió que un bebé había viajado solo en uno de los cayucos.

Muchos de los migrantes son subsaharianos que han cruzado el desierto en busca de un futuro mejor en Europa. La mayoría de adultos que llegan en patera al Archipiélago tienen como destino final Francia y Bélgica, donde hay amplias comunidades africanas ya asentadas. Los menores no acompañados son acogidos en centros especiales. Con todo, la solución no la puede aportar solo España. Debería alcanzarse un compromiso regional, que incluya a los países del norte de África, para evitar que la migración irregular siga creciendo cada año, con cientos de muertos que encuentran en las aguas del Mediterráneo su tumba.