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A la espera de la revisión, el próximo 7 de junio, del semáforo que aplica el Reino Unido para clasificar los países según el índice de vacunación, el Foreign Office informa que «no ha habido cambios respecto al nivel de nuestra recomendación para las regiones de España». Afirma que «continuamos recomendando que no se viaje a España si no es por cuestiones esenciales, incluidas las Baleares, pero excluidas las Canarias». Así pues, autoriza los viajes no esenciales al archipiélago atlántico. Estas advertencias no coinciden con el semáforo del Gobierno de Boris Johnson que valora y marca el peligro de los viajes para la salud pública. Esta doble vara de medir genera confusión y dificulta la llegada de los turistas británicos. El ministro de Sanidad, Matt Hancock, solicita no ir a los destinos en ámbar, con severas advertencias sobre el riesgo de contagiarse, la cuarentena obligatoria y las pruebas PCR exigidas, así como una multa de 10.000 libras en caso de infracción. Estos contradictorios criterios de Londres perjudican a destinos, como Menorca, donde el turismo británico tiene un gran peso y relevancia. El Gobierno Johnson permite viajar pero les pide que no vayan.