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El 61 por ciento de los estudiantes matriculados en el primer curso de la recién estrenada Facultad de Medicina no es de Balears. Esta cifra se explica, al menos en parte, por el elevado corte en la nota de acceso. Un dato que se añade a la polémica social y política que ha suscitado la implantación de estos estudios en la UIB, con financiación exclusiva a cargo de los presupuestos autonómicos.

Llama la atención que de las 62 plazas, solo 24 sean para estudiantes de las Islas, y, además por abrumadora mayoría de Mallorca, frente a un único estudiante ibicenco. La Facultad de Medicina de Balears, que no cuenta con ningún alumno de Menorca, debe adquirir prestigio y demostrar su solvencia.

Los beneficios de esta iniciativa académica deben ser percibidos por el conjunto de los ciudadanos. De lo contrario, no se entenderá ni resultará sostenible que con los recursos de los ciudadanos de Balears se formen médicos de otras autonomías, que ya cuentan con sus propias facultades. Un contrasentido para este archipiélago, que padece un grave problema de financiación. El gran reto, ahora, es garantizar la calidad de la formación para evitar el fracaso de este proyecto.