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La Iglesia católica dirige sus esfuerzos a la recuperación de fieles en Europa y al mismo tiempo mira hacia otros continentes para afianzar la fuerza y los valores morales del catolicismo frente al avance de otras religiones. El Papa Juan Pablo II arrancó una agenda de viajes que el actual pontífice argentino está dispuesto a continuar.

Porque la evangelización no es solo tarea de misioneros, sino que los medios de comunicación y la presencia del líder de la Iglesia en los más remotos lugares del mundo contribuyen a formar nuevos creyentes. La visita que acaba de realizar el Papa Francisco a Filipinas, bastión del catolicismo en Oriente, ha constituido un gran éxito.

A pesar del viento y la lluvia, el riesgo terrorista y la amenaza de tormenta tropical, los filipinos arroparon con entusiasmo al pontífice jesuita y franciscano. Francisco no dudó en lanzar un mensaje que, en otro tiempo, habría sido polémico, al reivindicar el papel de la mujer y hacer autocrítica del machismo, rechazó la destrucción de la naturaleza y defendió con claridad el papel de la familia.

Bergoglio, que respondió a la espontaneidad de una niña en la calle, ha demostrado ser un pontífice humilde y sensible.