Foto: Gemma Andreu
Si uno es ajeno a los festejos navideños, o incluso reacio, o por casualidad alcanza la condición de ‘grinch’, estos días se pasan mal. Es complicado dar un paso sin que a uno le golpeen las sienes con un burrito sabanero, o sin que le ataquen las retinas unos ornamentos navideños, callejeros o domésticos, que deberían llevar aquel aviso de Netflix de los posibles efectos estreboscópicos de algunas series que nunca antes en la vida habíamos oído mencionar. Este domingo recorrió la Isla un fenómeno navideño que a buen seguro provocó algún vuelco al corazón a los más poco propensos al turrón y el villancico. Cientos de motoristas y acompañantes ataviados como Papá Noel recorrieron la Isla en un único pelotón, generando una inevitable atención. Mejor escuchar el ruido de los motores que otra vez la versión de David Bisbal.