Un voluntario acondicionando una ‘paret seca’.

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«Estamos buscando voluntarios apasionados por la arqueología y la conservación del patrimonio». Ese es el mensaje que se puede leer nada más abrir la página web de Voluntariat de Camins i Jaciments, un proyecto que el pasado mes de noviembre cumplió su primer año de trayectoria y que tiene como principal propósito mantener viva la herencia cultural de Menorca.

Una iniciativa que en realidad no es nueva, ya que el colectivo venía trabajando con ese mismo espíritu desde hace 14 años al abrigo de la Associació de Veïns des Castell. Ocurrió en un momento dado que «nuestro grupo cogía un ritmo acelerado», confiesa el presidente de la nueva entidad, Gonçal Seguí Chinchilla, «cada vez nos salían más proyectos, y fue entonces cuando pensamos que valía la pena crear una nueva asociación».

Una ocasión que aprovecharon además para mirar a nuevos horizontes. Por una parte, abrirse a rehabilitar caminos de cualquier término municipal y por otra extender su campo de acción al mundo de la arqueología, como consecuencia de que la Menorca Talayótica había sido recientemente reconocida como patrimonio de la Unesco.

Fue así como una veintena de personas se juntaron para relanzar la iniciativa. «La experiencia de poner una asociación en marcha desde cero siempre es dura», reconoce su presidente, «sobre todo a nivel económico». Emanciparse de la entidad vecinal proporcionaba autonomía para abrir nuevos vías de trabajo, «pero tiene el inconveniente de que empiezas con una mano delante y otra detrás».

El Voluntariat de Camins i Jaciments arrancó abriendo una cuenta corriente y tres aportaciones de 50 euros de sus socios. Así empezaron a caminar de nuevo un sendero que no está siendo fácil precisamente. Sin ingresos fijos, «los problemas son constantes; vamos a pelo, teníamos esperanzas en estos 14 meses de firmar algún convenio, pero no ha sido posible».

A juicio de Cinchilla, ese tipo de acuerdos serían un gran reconocimiento al trabajo que desempeñan. Pone el ejemplo del Consistorio de Es Castell, que en su opinión «tendría que estar agradecido después de que hayamos dedicado 14 años a rehabilitar una docena de caminos públicos, algo que les ha salido gratis».

Ello no impide que los voluntarios que habitualmente se reúnen cada fin de semana para seguir avanzando trabajen con la misma ilusión de siempre. «Eso sí, conocemos nuestras limitaciones. Sabemos cuántos somos, qué edad tenemos y nuestra capacidad de trabajo», recuerda el presidente, quien defiende que tan solo son «una pieza más del engranaje», un grupo que mantiene muy buenas relaciones con entidades con unos fines similares, como la Coordinadora de Camins de Menorca o Amics des Camí d’en Kane.

Mirando al futuro

Entre todos pretenden ser ejemplo y de alguna manera colaborar para que haya un relevo generacional en el futuro. Y desde hace tres cursos, el presidente visita el IES Cap de Llevant para explicar a sus alumnos la labor que desempeñan cuidando y acondicionando los caminos de la Isla. Una relación que se tradujo en 2024 en la colaboración puntual de los estudiantes en la limpieza del Camí des Moro.
Haciendo balance lo de lo que se hecho el pasado año, cabe destacar que se realizaron 28 convocatorias de voluntariado repartidas entre los municipios de Es Castell, Maó y Alaior. Se desempeñaron labores diversas de mantenimiento en nueve caminos (Garrover, Tallacotes, Barranc de Toraixer, Ballesta, Vella, Rafal, Sa Torrilla, Pou Vell de Toraixa y Moro) y en un yacimiento (Torralba d’en Salort).

Trabajos que suman «muchas horas e ilusiones invertidas para que todos podamos disfrutar de nuestro patrimonio», destacan desde la entidad, que mañana (9 horas) se ha citado para su primera jornada arqueológica en el yacimiento de Talatí de Dalt (Alaior).