En torno a las 19 horas llegó uno de los momentos más esperados , el ‘primer toc’ de fabiol a cargo de Víctor Pons y la entrega de bandera a José Naharro, el ‘caixer fadrí’. | Josep Bagur Gomila

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El verano avanza y la fiesta no para. Este sábado fue el turno de la pedanía mahonesa de Llucmaçanes, donde se rindió honores a su patrón, Sant Gaietà. Un momento muy esperado después de que la fiesta grande de la pequeña localidad diera el pistoletazo de salida el pasado domingo con el pregón ofrecido por la artista Annabel Villalonga.

El ansiado día por fin llegó, y de anunciar ese momento se encargó el repique de campanas que sonó cuando pasaba media hora de las cinco de la tarde. El estallido de los morteros dio paso al desfile de los gegants locales al ritmo marcado por la Banda de Música de Maó.

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Momentos de preparación para uno de los actos más esperados de la jornada, el siempre emocionante primer toc de fabiol, que se encargó de interpretar Víctor Pons Arnau cuando el reloj marcaba las siete de la tarde. Protocolo que se completó con la entrega de bandera al caixer fadrí, José Naharro. Momento a partir del cual comenzó a tomar forma una qualcada que este año está integrada por 35 caixers y cavallers (uno más que el año pasado) con Manuel Linares al frente como caixer batle, un jinete con gran experiencia en las fiestas de Maó.

Una jornada en la que el calor apretó algo menos de lo que estamos acostumbrados por estas fechas y que continuó con la celebración de las completes en honor al patrón al refugio de la iglesia. Un momento de calma y recogimiento antes de llegar a la parte más espectacular de la jornada, que comenzó al son de las notas del Jaleo cuando faltaban 15 minutos para las nueve.