Una piedra provocó un boquete en el Baixamar. | Josep Bagur Gomila

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Los propietarios de los establecimientos del puerto de Maó donde se han producido los desprendimientos que el pasado sábado dañaron un almacén del Cafè Baixamar,    se muestran angustiados por la falta de seguridad del acantilado, y aseguran que hace tiempo que reclaman al Ayuntamiento un mayor mantenimiento de la zona.

«Estamos intranquilos con este tema porque hace unos veinte años que no se ha limpiado el peñasco, y estamos hartos de decir que lo miren, porque no paran de crecer las higueras que rompen las rocas con sus raíces», denuncia Mikel Jorge, propietario del Akelarre, quien insiste en la necesidad de no esperar a que ocurra una desgracia. «El acantilado no se limpia y está abandonado, y pasará como en Valencia, porque hasta que no ocurre algo no se miran las cosas», lamenta. 

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Medidas de prevención

También se muestra muy preocupada por el estado del acantilado Jenni Alarcón, propietaria del restaurante Chef Montes. «Hemos tenido suerte, porque el sábado la piedra cayó de noche, cuando no había personas, y no ha habido daños personales ni estructurales en el edificio, pero podía haber sido mucho más grave», señala.

Los operarios de una empresa y los bomberos retiraron ayer una piedra que amenazaba con caer. |A. Maó

Además, Alarcón explica que algunos locales están inquietos porque ya hace tiempo que se producen pequeños desprendimientos. «Si caen rocas de pequeño tamaño, quiere decir que también pueden caer piedras más grandes», remarca. Por ello,    exige que se tomen medidas de prevención, y denuncia que desde que se puso al frente de este restaurante del puerto de Maó, hace cuatro años,    no ha visto ninguna actuación en esta zona del acantilado. «Como dueños de los negocios de esta parte del puerto, pedimos una actuación urgente, porque este acantilado es un peligro para las personas y para nosotros», insiste.   

También opina del mismo modo el gerente de Sa Tintina, Álex Quevedo, otros de los establecimientos cercanos al Cafè Baixamar. «Después de lo que ha pasado estamos preocupados, porque si ha caído una piedra en un local cercano al nuestro, cualquier día nos puede pasar a nosotros», apunta. Asimismo, Quevedo critica que el Ayuntamiento no gastara la partida de 350.000 euros que se aprobó hace tres años para limpiar y desbrozar el acantilado, una tarea que finalmente no se llevó a cabo a causa de un informe desfavorable de la secretaría y de los servicios jurídicos municipales, que dudaban de si la actuación era competencia municipal.

Miedo a denunciar

Desde la tienda de souvenirs s’Artesà, Maria Lluïsa González asegura que hay locales de la zona que ya hace tiempo que han detectado pequeños desprendimientos, pero no dicen nada por miedo a que les obliguen a cerrar el negocio durante un tiempo. «Yo he visto caer muchas rocas pequeñas en esta zona, y sé que hay gente que no dice nada por el temor a que le cierren el local», asevera. Por ello, pide que se actúe antes del inicio de la próxima temporada turística.

Los locales de la zona habían abierto a pesar del peligro

El gerente    del Cafè Baixamar, José Joaquín Parrado Sánchez, asegura que el sábado, después de que se retirara la piedra que había dañado el techo del local, provocando un boquete en el almacén de la planta superior, los técnicos municipales le dijeron que podía volver a abrir, puesto que el acantilado era seguro, aunque le pidieron que limpiara la zona. Parrado explica que ante lo que pasó ayer, ahora solicitarán una reunión urgente al Ayuntamiento.    «Corremos peligro y no es ninguna tontería, y esto no puede quedar así», afirma enfadado por la situación.