Los restos de la lancha que se hundió instantes después de que el yate de 21 metros le pasara por encima.

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Disfrutaba de la calma frente a la costa de Binissafúller, practicando la pesca de raors en su lancha «Galup», de seis metros de eslora, cuando escuchó el ruido de un motor potente. Era un yate de 21 metros, el «Laya», un chárter de una empresa de Maó con ocho personas a bordo, que se aproximaba a gran velocidad de levante a poniente.

José Luis Andreu Borràs, presidente del Club Nàutic de Binissafúller vivió entonces una de las situaciones más angustiosas de su vida. De repente escuchó al yate, alzó la vista y comprobó cómo se aproximaba hacia su ubicación sin que cambiara de dirección. «Mi primera reacción tras levantar los brazos fue ir a arrancar mi lancha para salir de allí, pero ya no había tiempo, me tiré al agua porque vi que venía hacia mí y me iba a pasar por encima», como así sucedió el martes, sobre las 12.45 del mediodía.

«Ni siquiera se pararon»

En unos segundos, recuerda Andreu Borràs, su embarcación quedó disgregada en pedazos en el mar, con sus objetos personales alrededor de los restos de la lancha. Dos pescadores que estaban próximos le prestaron el primer auxilio y le subieron a bordo de una de sus embarcaciones ante la inacción del yate que le había arrollado, «ni siquiera se pararon después de pasar por encima de mi lancha, en ningún momento me vinieron a buscar», relata, pese a que llevaban su zódiac detrás, explica.

El «Antares» tuvo que remolcar al yate que rompió su hélice en el abordaje.

Los dos tripulantes del yate que portaba a seis clientes, habían señalado que este se quedó sin motor por la rotura de la hélice en el abordaje, por lo que no pudieron virar para acudir a socorrerlo, aunque vieron que ya lo habían auxiliado otros pescadores.

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«Después vino Pedro Tudurí -teniente de alcalde de Sant Lluís- que también estaba pescando en la misma zona, y fuimos a pedirles explicaciones a los del yate, y lo que me dijeron es que no me habían visto», describe Andreu.

«Está vivo de milagro»

El edil de Sant Lluís avisó a la Policía Local y cuando llegaron al muelle del Club Nàutic ya aguardaban los agentes y la Guardia Civil. «Oí un estruendo muy grande por el impacto y al hombre que gritaba, está vivo de milagro», recuerda Tudurí.

Los tripulantes del «Laya» no quisieron abandonar el barco hasta la llegada del salvamar de Salvamento Marítimo. Fue entonces cuando sí se dirigieron a tierra donde los agentes les tomaron declaración de lo sucedido.

Posteriormente, los dos patrones acudieron a la Guardia Civil, «pero me dijeron que al no haber heridos no podía presentar denuncia, tampoco por omisión de socorro», señala José Luis Andreu, aunque consultará el caso con un abogado. Ha perdido su barca, documentos, gafas y otros objetos personales, además de 1.000 euros en su cartera pero, afortunadamente, puede contarlo.

El apunte

Capitanía Marítima y Guardia Civil en la investigación

Tanto Capitanía Marítima como el servicio marítimo de la Guardia Civil han abierto una investigación para esclarecer las causas del accidente pese a que, por el momento, no exista denuncia de la víctima, aunque esta no descarta presentarla por omisión de socorro. Capitanía revisará si la embarcación charter tenía la documentación en regla, también la de quien la patroneaba en esa jornada de alquiler.