La mujer agredida en su puesto habitual de trabajo, en el camino a Turqueta y Macarella. | Maite Carles

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De los insultos que reciben habitualmente los informadores de la Fundació de Discapacitats en el acceso a las playas vírgenes de Menorca se pasó esta vez a la agresión física. La sufrió Laura, una mujer argentina de 42 años, este pasado domingo en el camino de Sant Joan de Missa, a la altura del cruce que conduce a las playas de Cala en Turqueta y Macarella donde tiene su puesto habitual de trabajo.

Un turista italiano que conducía un Opel Frontera, acompañado por otros dos hombres jóvenes, se bajó del vehículo de malas maneras tras ignorar sus indicaciones y le torció el brazo provocándole magulladuras y un estado de ansiedad en la mujer, aún aturdida ayer cuando relató los hechos a este diario.

Eran las 10.45 horas aproximadamente cuando el parking de Cala en Turqueta ya había cubierto todas sus plazas. Laura daba cumplida información a los vehículos que trataban de llegar a esa playa, hasta que lo hizo al conductor de un Opel Frontera, «y pensé que me había entendido correctamente, como todos, porque dio la vuelta pero se detuvo en medio de la carretera», explica la informadora.

«Me acerqué y golpeé su cristal diciéndole que allí no podía estar parado porque obstaculizaba el tráfico; él me hizo un gesto de desgana pero siguió allí sin mover el coche por lo que volví a golpearle el cristal para decirle otra vez que tenía que retirarse de allí y fue cuando abrió la puerta con fuerza como para golpearme. Se bajó del coche y me agarró el brazo torciéndomelo, yo le dije que me estaba haciendo daño y me asusté», relata la informadora.

Un compañero que estaba unos metros más allá vio la escena, al igual que otro conductor que venía en sentido contrario. «Mi compañero se puso en medio, y el hombre subió en el coche y se marchó mientras yo me quedaba temblando con la marca en el brazo sin saber por qué había reaccionado así, quizás se puso nervioso porque golpeé el cristal para avisarle pero no me hizo ningún caso».

Posteriormente el coordinador de playas de la Fundación, Kike Pons, dio aviso a la Policía Local de Ciutadella. El compañero de la agredida había tomado la matrícula del vehículo y los agentes lograron localizarlo en la playa de Son Saura, sin sus integrantes. La Policía Local instó a la joven a que interpusiera una denuncia en la Comisaría de Policía, para lo que se requería un parte médico, como fue informado el coordinador cuando acudió a la Central.

«Pero una torcedura de brazo no deja señal porque no hay fractura y yo no pude ir antes al centro médico porque estaba trabajando. Hay que esperar a que te dejen un ojo morado o que sufras una fractura para poder denunciar, y entonces decidí no ir a ponerla», indica la mujer agredida.

Laura explica que «nunca esperaba que me sucediera algo así porque llevo trabajando cara al público muchos años y jamás viví una situación similar». La informadora argentina añade que «insultos sí recibimos pero nos dicen que no les hagamos caso».

El coordinador de playas, Kike Pons, sostiene que además no insistió a la trabajadora para que pusiera la denuncia porque «estamos tan cansados que lo único que deseamos es que la temporada acabe ya que nos hemos visto desbordados».