José Paredes muestra sus heridas que se produjo en su local, que sufrió ostensibles desperfectos. | J. P.

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Las consecuencias del fuerte temporal que azotó Menorca en la noche del miércoles al jueves sí tuvieron que lamentar daños personales. Y es que la rotura de una puerta acristalada se saldó con unos 30 puntos de sutura, un buen sobresalto y unas dos semanas sin poder entrenar con su equipo de baloncesto.

José Paredes es propietario de un bar en Cala en Porter. En torno a las once de la noche del miércoles se encontraba en el local cuando decidió poner a resguardo el mobiliario que tenía en la terraza tras percatarse del fuerte viento que se estaba levantando. En una de estas idas y venidas, se dio cuenta de que la puerta acristalada se había desenganchado e iba a cerrarse de un portazo con el peligro de darle en la cara. Fue, en ese momento cuando para protegerse del golpe puso las manos.

«Venía con tal fuerza que se encontró con mis brazos», agrega, ocasionándole cortes en la mano derecha y en una oreja. Al tratarse de heridas aparatosas, decidió llamar a la ambulancia que le desplazó hasta el Hospital Mateu Orfila. Fueron necesarios 26 puntos de sutura en una mano y otros cuatro o cinco en la oreja, indica.

Paredes explica que «en mi vida había vista nada igual», además de reconocer que «habría podido ser peor, tuve suerte» puesto que «los cristales podrían haberme afectado el ojo». José Paredes es jugador del Pinta B Es Castell y confía en recuperar el ritmo de los entrenamientos en un par de semanas.