MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El presidente del Instituto de Contabilidad y Auditores de Cuentas, José Antonio Gonzalo Alguno, consideró que los auditores no pudieron alertar de la crisis del sistema financiero porque las debilidades no estaban en las cuentas de las entidades sino en la falta de control de los supervisores.
"Los auditores podrían haber actuado como conciencia social y dado la voz de alarma, lo que pasa es que no se manifestaba gravemente a escala individual en las entidades que auditaban, sino en las debilidades de control", declaró Gonzalo Angulo en una entrevista concedida a Auditores y recogida por Europa Press.
El presidente del ICAC señaló que el auditor "no es el supervisor prudencial", sino el encargado de verificar si los estados contables presentan una "imagen fiel".
Gonzalo Angulo apuntó que la crisis ha puesto de manifiesto que la falta de control de los organismos supervisores "colgaba como una espada de Damocles sobre todo el sistema financiero, y al final, la amenaza se resolvió en fracaso cuando la espada cayó sobre todas las empresas del sector financiero y lo hundió".
Por otra parte, el presidente del ICAC confirmó que la nueva Ley de Auditoría de Cuentas, que renovará la de 1988 y actualmente está en trámite parlamentario, estará lista antes de que acabe 2010 o "incluso puede que el otoño nos encuentre con ella en vigor".
Entre las novedades de la futura normativa, Gonzalo Angulo destacó la introducción de la posibilidad de exigir la responsabilidad civil de forma proporcional, así como la creación de la figura del auditor de interés público, que tendrá como objetivo obtener mayor fiabilidad en las auditorías de la entidades públicas.
El Proyecto de Ley de Auditoría traspone la Directiva europea 1006/43/ce, y, por lo tanto, la Ley "no se debe ver como algo libre del Gobierno", sino como la plasmación de una orientación de la Unión Europea (UE).
La normativa incluirá restricciones de actuación a los auditores. Entre las limitaciones, la Ley fijará el porcentaje máximo de participación que el auditor podrá tener en una sociedad a partir del cual no podrá revisar sus cuentas.
Además, en caso de que el auditor sea también asesor de la sociedad, podrá voluntariamente dejar de analizar las cuentas de la empresa o disminuir su actividad asesora hasta que no comprometa la independencia.
"La Ley exigirá un mayor esfuerzo por parte de los auditores, que deberán aprender a mirarse al espejo, considerar la situación y rechazar encargos, aunque ello vaya contra sus intereses pecunarios", explicó Gonzalo Angulo.
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