Una menorquina con covid persistente: «Vivo con agotamiento y dolor, es una vida más limitada»
Dos personas con los síntomas prolongados de la infección explican cómo es su día a día
Pili Lucena y Amadeu Pujol, socios de Copaiba en Menorca, relata su vivencia desde que se contagieron del coronavirus. | Gemma Andreu
Pili Lucena se contagió en la Navidad de 2020, tuvo el alta un mes después, en enero de 2021, y tardo ocho meses, hasta agosto, en llegar a la consulta de neurología. Desarrolló la infección de manera aguda, «temblaba para caminar dos metros», y si no hubiera sido por los cuidados de su pareja «me hubieran tenido que ingresar». Cuando comenzó la desescalada del confinamiento, Pili, una mujer activa, «estaba acostumbrada a caminar una hora diaria y hacía gimnasia tres días a la semana», aficionada al teatro, higienista dental de profesión y gerente de su propia clínica, salió a pasear, «y a los 8 minutos tuve que volver, me sentía como un atleta de maratón que llega a duras penas a la meta, ahí me di cuenta de que la covid me había tocado mucho», recuerda.
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