¿En qué consiste el trabajo que realiza Manos Unidas?
—Consta de dos líneas fundamentales y complementarias. Por un lado, apoyamos proyectos de cooperación al desarrollo en países de América, Asia y África para mejorar la vida de las personas más vulnerables y, por otro, buscamos sensibilizar a la sociedad española sobre las causas de la pobreza y la desigualdad en el mundo para, entre todos, colaborar en la búsqueda de soluciones.
¿Es Manos Unidas una ONG de la Iglesia católica?
—Es una asociación de voluntarios formada por miles de miembros y socios, cuenta con el apoyo y el reconocimiento de la Iglesia Católica, y basa su actuación en la Doctrina Social de la Iglesia. Por tanto, en la dignidad de la persona, el bien común y el destino universal de los bienes. Pero sus fines no son pastorales ni proselitistas y está abierta a la participación para mejorar las condiciones de vida de las personas sin importar sus creencias religiosas, políticas o de otro tipo.
¿Quién decide y cómo gestiona los recursos que obtiene?
—Manos Unidas se estructura en delegaciones diocesanas que funcionan autónomamente y eligen a sus cargos directivos mediante asamblea. A nivel nacional, el máximo órgano de decisión es también una asamblea, en este caso conformada por las personas designadas por las delegaciones diocesanas antes mencionadas. A partir de ahí existe una estructura social y técnica que garantiza el cumplimiento de los fines estatutarios con transparencia, austeridad y profesionalidad.
¿Cómo valora la actividad de Manos Unidas en Menorca?
—Inició su actividad en esta Isla en 1963 y tiene por tanto un largo recorrido. La delegación de Manos Unidas en Menorca cuenta con alrededor de 250 socios y voluntarios que llevan a cabo diversas actividades. Destaca la campaña anual que ahora celebramos, conciertos solidarios, ventas de artesanías, formación de profesorado y conferencias, También participa en el Forum d’Entitats del Sector Social, la Pastoral Social de Diócesis y en los consejos sociales de los ayuntamientos de Maó y Ciutadella. Especial relevancia tiene la relación con el Fons Menorquí de Cooperació que apoya a Manos Unidas desde hace años en la financiación de proyectos de desarrollo en Marruecos, Guatemala o Bolivia, entre otros países.
¿La cooperación es el instrumento adecuado para resolver la pobreza y las desigualdades?
—El trabajo de Manos Unidas, a través de proyectos de cooperación al desarrollo, permite a miles de personas mejorar sus condiciones de vida al incrementar la producción de alimentos, proveer de agua y saneamiento, y facilitar el acceso a la salud y a la educación. Salir de la espiral de pobreza y exclusión, que afecta a tantos miles de millones de personas que es imposible con nuestros medios atender todas las necesidades. Por ello, tanto o más importante que las acciones, es la sensibilización de la sociedad para exigir los cambios necesarios.
¿Cómo resolver esta ecuación: recursos limitados, necesidades infinitas?
—Los recursos son limitados, pero, por poner un ejemplo, el hambre de tantos millones de personas en el mundo no procede de la incapacidad para producir los alimentos necesarios, sino de que somos incapaces de distribuirlos con cierta equidad. Quizá sería necesario replantear esa ecuación y partir de la idea de que hay unas necesidades básicas que sí o sí es de justicia garantizar para todo ser humano y que existen recursos para atenderlas.
¿Dónde actúa hoy Manos Unidad de manera prioritaria?
—Trabajamos en más de 50 países de África, América y Asia, priorizando las zonas con peores indicadores sociales y económicos y dedicando especial atención a las áreas rurales por ser donde se encuentra la población más pobre y abandonada, especialmente las mujeres.
¿Hay que atender primero las demandas locales y nacionales y después actuar fuera?
—Es difícil aislar las necesidades locales o nacionales de las que sufren personas fuera de nuestras fronteras porque compartimos una casa común y lo que pase en ella nos afecta a todos. Luego cada persona tiene su propia sensibilidad y le puede influir más lo que ocurre al lado de su casa o lo que sucede a miles de kilómetros. No estamos para juzgar cómo la gente entiende la solidaridad y no se trata de competir entre los necesitados de aquí y los que están más lejos. En Manos Unidas estamos convencidos de que nuestra labor con la población de otros países es necesaria y, sobre todo, es un deber moral que llevamos a cabo con la mayor honestidad y diligencia de la que somos capaces.
¿Hallan resistencias para obtener los recursos que necesita Manos Unidas?
—No tenemos dificultades para llevar a cabo nuestra labor en España, otra cosa es el trabajo en determinados países con problemas de violencia, infraestructuras deficitarias o falta de democracia. En general en España, sentimos un gran cariño y cercanía de la gente y creemos que eso es fruto de los muchos años de entrega diaria de nuestros voluntarios. Estamos muy agradecidos a nuestros socios y donantes que nos permiten ser un vehículo para expresar la solidaridad de la sociedad española a las poblaciones más vulnerables del mundo.
¿El Gobierno de España, las autonomías y los ayuntamientos les destinan cantidades?
—Aproximadamente el 15 por cien de los recursos de Manos Unidas proviene del sector público, lo que supone una gran responsabilidad para gestionar eficazmente esa ayuda. En Balears contamos con el apoyo del Govern, algunos ayuntamientos y consells. En Menorca mantenemos tenemos una vinculación muy estrecha y constante con el Fons Menorquí de Cooperació.
¿Los jóvenes se implican con Manos Unidas?
—Los jóvenes son solidarios. Desde Manos Unidas fomentamos el voluntariado joven y fortalecemos os grupos de jóvenes que colaboran con nuestras delegaciones. La población juvenil logra construir compromisos a largo plazo y ello quizá sea un problema más de las organizaciones e instituciones que de los jóvenes, ya que en muchas ocasiones no somos capaces de dotarles de las herramientas adecuadas, la autonomía y el acompañamiento necesario para que sientan que su aportación es tan importante como necesaria.
1 comentario
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... me ha gustado la pirueta estilo cobra que ha hecho para no responder a la pregunta directa de si manos unidas es una ONG de la iglesia... hay que saber leer entre líneas... la organización se nutre, además de los dineros que les damos todos mediante nuestra derrama de impuestos, por colectas periódicas y donativos... en ningún lado se puede constatar de que la iglesia ponga un sólo céntimo de su dinero... lo de siempre...