Al fondo detrás del muro de piedra, el canal artificial creado en la playa en los años 60 | Gemma Andreu

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Las obras para devolver a la playa de Cala en Porter las características que tenía antes de las inundaciones comenzarán por el torrente, que será reconducido para que el agua salga al mar por el cauce artificial (mina) que se construyó en los años 60 del siglo pasado.

Después de esa actuación, necesaria para que el torrente no atraviese el centro del arenal, se tendrá que extraer el agua de la laguna que se ha formado en la playa y desecarla. También se necesitará reponer arena y nivelar la existente, ya que algunos puntos, como la zona donde se encuentran las sombrillas, tumbonas y velomares, han quedado casi dos metros por encima del nivel del agua. El proyecto de urgencia no contempla cambios en la playa, sino todo lo contrario, devolverla al estado original antes de que pasara la DANA.

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No será fácil desecar la zona inundada, porque no se trata de una balsa impermeable, explican desde el GOB, sino que hay filtraciones constantes del torrente, y «serán necesarios bastantes metros cúbicos de arena para restituir la playa donde el agua ha quedado embalsada», señala Miquel Camps, de la organización ecologista. No será un obra tan sencilla como a simple vista podría parecer, pero la necesidad de recuperar la temporada turística en la zona apremia.

Aparcamiento cerrado

La Policía Local de Alaior comenzó este jueves por la tarde a avisar a los usuarios, turistas y vecinos de Cala en Porter para que desalojen el aparcamiento de la playa, ya que permanecerá cerrado este viernes por el inicio de obras, solo se podrá estacionar en el parking de tierra.

El apunte

El GOB advierte que la zona es inundable y «volverá a pasar»

En la playa del núcleo turístico de Alaior se da una «confluencia de intereses», afirma Miquel Camps, coordinador de Política Territorial de la entidad ecologista GOB, los turísticos y los naturales. Es una cala urbanizada y por tanto tiene una gran afluencia de gente, eso «condiciona la vida de esta playa».

El ecologista opina que no hay que permitir instalaciones definitivas o actividades que puedan, con una torrentada, derivar en cuantiosos daños económicos o aún peor, en vidas humanas, porque «volverá a pasar», y el agua recuperará su curso natural partiendo el arenal en dos. Históricamente en esta zona sembraron arrozales y la mina –el cauce artificial al fondo de la playa–, se creó para evacuar el agua dulce, entonces más abundante que ahora, «era para la gestión de la zona húmeda», recuerda. Después se amplió para desviar el torrente y ganar así zona de arena, algo que solo «es factible si hace buen tiempo» y no con lluvias como las del pasado día 15. Desde el punto de vista medioambiental, Camps defiende que «lo ideal es que nosotros nos adaptáramos a la playa, como ocurre en Cala Tirant, pero no nos adaptamos, la modificamos, y entonces debemos de ser conscientes de que se repetirá». Otro debate, apunta, es si hay que asumir con fondos públicos el coste cuantioso de restituir «sistemáticamente» tras las riadas la playa, en contra de su configuración natural. «La zona está marcada como inundable porque lo es», asevera el portavoz del GOB.