Menorca Alaior / Gemma Andreu / Carlos de Salort nuevo presidente de PIME | Gemma Andreu

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Hace apenas una semana que PIME Menorca cuenta con nuevo presidente. Se trata de Juan Carlos Fernández de Salort, quien ejerció de vicepresidente de la propia entidad desde 2016, acompañando los últimos años a Justo Saura, el presidente saliente. Fernández es empresario del sector del calzado y, desde hace trece años, lidera la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca. Todo ello, le proporciona un bagaje y un conocimiento a nivel empresarial y económico de la Isla.

¿Cómo afronta el nuevo cargo?

—Mi entrada como presidente supone un cambio normal en la presidencia. El presidente acababa su mandato en agosto y se adelantó un poco para no hacer elecciones en verano. Justo Saura presentó su renuncia y mi entrada es normal, PIME no necesita muchos retoques, es una entidad que hace una buena labor, con una serie de servicios muy útiles para las empresas y con una labor empresarial con nuestro laboratorio. Cualquier necesidad que tenga una empresa asociada, o ya tenemos un servicio para atenderla, o se crea lo necesaria para atender lo que pueda surgir.

¿Cómo valora la labor de Saura?

—Justo Saura ha hecho su trabajo. En PIME, el presidente es el que figura al frente de la institución, pero es una labor bastante colegiada, con reuniones mensuales de las juntas directivas. Allí, el presidente expone lo que crea conveniente, estudiando lo hecho y lo que va surgiendo, y entre todos los asistentes decidimos hacia dónde ir. Desde luego, mi presidencia no será de mando y ordeno, siempre estoy con lo que opine la mayoría, aunque en un    moment dado pueda pensar algo distinto.

¿En qué situación se encuentra la federación?

PIME Menorca cuenta con 43 asociaciones, desde el gremio de peluquería y estética, a los que hacen barcos o zapatos, bares, alquileres de coches. Y entre estas asociaciones, tenemos casi 2.500 asociados, es una gran diversidad de gremios y de gente que hay, y debemos atenderlos a todos. Eso es algo que, desde que se creó, PIME ha hecho muy bien.

¿Qué objetivos se ha fijado?

—PIME funciona bien y no tengo idea de hacer cambios, aquí o allá. Las cosas que funcionan, no conviene tocarlas, salvo que haya cambios de normativas o a causa de la velocidad a la que va todo en este mundo. Nuestro trabajo es cuidar a los empresarios y ver si podemos lograr que la gente se dé cuenta de que un pequeño y mediano empresario es una persona normal y corriente, que trabaja tanto o más que cualquiera. Y que cuando hay una dificultad, el primero que la sufre es el empresario. Y nos gustaría inocular en los jóvenes el espíritu emprendedor.

¿Es algo complicado?

—Es difícil, pero si no lo hacemos, no sé como mantendremos el estado del bienestar que tanto gusta a todos. Sin dinero y sin los que generan economía, que no son otros que las empresas, no lo habrá. Todos generan economía, pagan impuestos de IVA, IRPF, y los    trabajadores también, en lo que les corresponde.

¿Es cada día más difícil emprender?

—Es una de las cosas que, desde nuestro modesto ámbito de actuación, quiero hablar con los ayuntamientos. Que no sean tan normativistas y que den más agilidad a su administración. Que un permiso de obras tarde tres o cuatro años puede arruinar a una persona, y eso no puede ser. Desde la empresa privada tenemos unas obligaciones, cada cuatro días tenemos que pasar a Hacienda todo lo hecho y me gustaría que la administración llevara el mismo ritmo. Que la obligación que yo tengo de presentar un proyecto de una obra, ellos tengan que responder en plazo, si no es un desastre.

¿Cómo está la Isla en términos económicos?

—Un gran porcentaje de la economía de Menorca depende del turismo, pero me gustaría que se conservaran el resto de sectores, la agricultura, que está muy maltratado; la industria; sectores manufactureros. Los gobiernos deberían hacer un esfuerzo por no complicarnos tanto la vida. Que una persona que trabaja el campo, tenga que pasarse ocho horas a la semana en un ordenador rellenando formularios, no tiene sentido. O en la industria, el registro de jornada supone un dinero; la huella de carbono es más dinero; el reciclaje está muy bien, pero también es dinero; los planes de igualdad y de violencia de género... Cada proyecto representa 2, 4, 6, 8 o 15.000 euros y gente que ha de rellenar papeles. A una persona que abre una empresa, habría que ponerle tres medallas, por la valentía, porque el Estado agobia, es un martirio.

El Cercle d’Economía vaticina que en diez años no habrá industria del calzado en la Isla. ¿Opina lo mismo?

—Yo creo que alguna pluma vuestra introdujo este titular. Yo no creo que en diez años desaparezca ni la industria del calzado, ni de la bisutería. No tengo una bola de cristal, pero hace cuarenta años que trabajo con zapatos y, desde el primer día, con cada nueva temporada el comentario era que había una crisis bestial y no sabíamos si lo superaríamos. Pero los industriales no han perdido nunca la fe en ellos mismos, y la fe mueve montañas, dicen. Ahora bien, si nos ahogan, será otro asunto.

¿Incluso con la falta de relevo generacional?

—Es algo que salta a la vista, es un problema que nadie quiere ver. Hoy en día, que cueste tanto encontrar gente que quiera trabajar, y que haya quien reciba ayudas de 1.000 euros... La solución es fácil, que eso te quite votos, no es algo que me afecte. El campo no encuentra gente que quiera trabajarlo, y si es el hijo del agricultor, piensa: «¿Qué me meta yo en este marrón, con tanto papeleo, registros y normativas?». Y que luego traigan tomates de un país que no cumple ningún requisito y los vende a mitad de precio que los míos. ¿Tú que harías? Pasa en el campo y en muchos sectores.

¿Conviene eliminar ayudas?

—Hay muchas ayudas. Si a un joven que vive con sus padres, y le dan 600 u 800 euros al mes, ¡que más quiere! Cuando era joven no teníamos eso, si querías una moto, ya sabías lo que tocaba, y hoy en día parece que es una obligación. Soy padre y reconozco que hemos dado una mala educación a los hijos. Todo es ¡ya! Tendríamos que erradicar esta mentalidad e inocular el ‘virus’ de la emprendeduría. Además, así si haces un trabajo que te gusta, te realiza personalmente. Falta compromiso, parece que la sociedad tiene que dárnoslo todo, pero que nosotros no tenemos que aportar nada. Si del cajón solo sacas, y no vas metiendo, al final no habrá nada.

Hablando de turismo, ¿hay masificación?

—’Som quatre illes, un país’, pero las cuatro islas no tienen nada que ver la una con la otra. No conozco la situación de Mallorca y Eivissa, pero no creo que en Menorca haya masificación. Estoy de acuerdo con el problema de los pisos de alquiler vacacional, pero no creo que sea el problema. Lo que hay es una falta enorme de infraestructuras, que los ayuntamientos no liberan suficiente terreno para construir y que un proyecto se topa con todas las pegas ante la administración.