La alcaldesa sigue con la gestión diaria, pero con la amenaza de la moción de censura | Josep Bagur Gomila

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La amenaza de la moción de censura planea sobre Juana Mari Pons Torres (Ciutadella, 1979) 236 días después de su investidura. Maniatada por la izquierda, resiste al frente de su gobierno en minoría y con el «apoyo de mucha gente» que -dice- no entendería ahora un vuelco en la gestión municipal.

¿Cómo interpreta el comunicado de la izquierda?

—Tienen que justificarse y vender lo que han hecho los 8 últimos años que, por cierto, es bien poco en comparación con lo que hemos hecho nosotros en estos 8 meses.

De momento, posponen la moción de censura. ¿Tiene la impresión de haber parado el golpe?

—No tengo que parar nada. Cada uno es responsable de sus actos y si creen que algún día deben hacerlo, adelante. Ya verán cómo lo justifican ante el pueblo.

¿A usted le han dado alguna explicación?

—Hablan de transparencia, pero con la moción de censura no lo han sido en absoluto. El martes después de Fitur una persona me llamó para decirme que PSOE y PSM estaban negociando y que la moción de censura era inminente. En pocos días eso trascendió a los medios, pero aún espero que vengan a decírmelo a la cara. Ante todo, somos personas y jugar con las personas es lo más feo. Todos tenemos una familia, que lo pasa mal, y creo que deberían ser mucho más transparentes y leales a la institución.

Se emociona. ¿Por qué?

—Porque tengo la misma sensación que poco antes de la investidura, cuando vine a ver a Joana Gomila para explicarle mi situación personal. Tengo a mi madre con alzheimer, la cuido yo, la cocino y ducho a diario. Y quería saber a qué atenerme para poder organizar mi vida. Aún así, Gomila me dijo solo una hora antes que finalmente no había pacto y que iba a ser yo la alcaldesa. Y ahora me encuentro en la misma situación. No comprendo que, teniendo familia, nos sometan otra vez a esta incertidumbre, a este hoy sí y mañana no. A nivel personal deberían tener una mayor empatía.

¿Cuando tomó posesión, se esperaba que le plantearían una moción de censura, y que se hablaría de ello tan pronto?

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—En su comunicado dicen que no tuvieron tiempo de llegar a acuerdos, cuando realmente hubo 15 días para hacerlo, y en otros momentos ese tiempo ha sido más que suficiente para alcanzar consensos. Suena a excusa. Pero bueno, cuando tomé posesión del cargo tuve claro que lo hacía en una situación rara, inusual, y consciente de que eso me llevaba a que ésta fuera la candidatura del consenso. Me comprometí a mirar por Ciutadella y no por el partido y a avanzar, con el apoyo de quien fuera. Y parece que les da rabia que lo haya hecho.

Vista la reacción de la calle, ¿cree que llegarán a presentar la moción de censura?

—A pie de calle me paran a diario y en mi teléfono recibo un sinfín de mensajes de apoyo. Nadie lo entiende ni lo ve justificado. Me dicen que solo quieren la silla y el sueldo…Y me llega tanto de gente del PP como del PSOE u otros partidos. En 8 meses han notado el cambio y ahora no entienden esto. Y si algo cambia, debe entenderlo el pueblo, pues gobernamos para Ciutadella, no para los partidos políticos. Presentar una mocion de censura es legal, pero que nadie olvide que cada partido tiene su propia ideología y que quien ha ganado las elecciones es el PP.

El bloque de izquierdas se compromete a hacer valer su mayoría, cuando ya la ha impuesto con los presupuestos o rechazando la subida de tasas. Si siguen gobernando en la sombra, al menos en las grandes decisiones, ¿para qué están ustedes?

—Si hace un seguimiento de los plenos, verá que no son un bloque unido y que a veces no votan lo mismo. En el ultimo pleno su voto fue distinto en las propuestas sobre los conciertos en la calle o la cesión de terrenos de Santa Rita para el nuevo hospital. Que no quieran vender que todo lo consensúan y que están de acuerdo en las grandes cosas porque no es así.

¿Le incomoda estar, en cierto modo, en sus manos?

—No me incomoda nada. De hecho, hemos votado algunas iniciativas con ellos. No tenemos problema en apoyar a la izquierda en todo lo que sea bueno para Ciutadella. Pero si nos vetan, tendrán que justificarlo ante el pueblo. En los 8 últimos años había concejales que no se hablaban ni por whatsapp. Tenían tantas heridas acumuladas que por algún lugar tenían que salir, y por eso pasó lo que pasó en junio. En cambio, nosotros estamos muy unidos, lo hemos cogido con ilusión y eso se nota. Funciona.

¿Qué augura si vuelve a gobernar la izquierda?

—El PSOE dijo en campaña que antes pactaría con el PP que con el PSM, pero ahora vuelven a ir de la mano. Han engañado mucho... Con 80 familias en lista de espera, decían que no había terrenos que ceder en todo Ciutadella para viviendas de protección oficial y resulta que apareció suelo en Dalt Sa Quintana, pedí explicaciones en una junta de portavoces de por qué no lo habían aportado y me dijeron que no querían crear ghettos. Esa es la transparencia que pregonan. Engañaron al pueblo.

Usted se estrenó como concejal hace 15 años el mismo día que se investía alcaldesa a la socialista Pilar Carbonero tras la moción de censura contra Llorenç Brondo. ¿Entiende que entonces se presentara una iniciativa para echarle de alcalde?

—Brondo era de mi propio partido, pero había mucha inestabilidad y crispación, el Ayuntamiento no era gobernable y resultaba perfectamente entendible que se presentara una moción de censura. Y si yo hubiera cometido una irregularidad tan grande, también entendería que lo hicieran conmigo. Pero ahora la cosa marcha bien. ¿Tan grave es no haber colgado antes los presupuestos en la página web? ¿Es el único problema? A la gente le importan más otras cosas. Y hasta los mismos votantes de izquierda se me acercan para decirme que gestionamos tan bien que, si nos dejan seguir en el gobierno, habrá PP por muchos años. No hay ningún motivo. Ni para ellos.