Dolfo Vilafranca, antes de recibir la vara de mando a cargo de la presidenta de la mesa de edad, la consellera de Vox, Maite de Medrano

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Dolfo Vilafranca Florit se convirtió ayer en el undécimo presidente del Consell y ya está al frente del gobierno bipartito de PP y Vox. La irrupción del partido de Abascal en la sala de mandos de la máxima institución insular marcó la sesión de investidura, concentrando las críticas de la oposición, como era previsible, y modelando el discurso del presidente popular, que al margen de repasar los grandes ejes del acuerdo programático alcanzado con Vox, quiso hacer hincapié a lo largo de todo el discurso en la «moderación y el sentido común» con el que promete conducirse en los próximos cuatro años. «Los ciudadanos pueden estar tranquilos, gobernaremos para todos, pondremos por delante los criterios técnicos a los ideológicos».

Vilafranca dedicó buena parte de sus intervenciones a intentar disipar los temores que pueda provocar el acuerdo de gobernabilidad con Vox y a defender que la entrada de la consellera Maite de Medrano en su equipo de gobierno no ha sido el resultado de una contraprestación para que el partido de Abascal permitiera un Govern en solitario de Marga Prohens: «El pacto nace en Menorca, se negocia en Menorca y se firma en Menorca, no hemos sido moneda de cambio de nada», aseguró en el turno de réplica a PSOE y Més per Menorca, que hurgaron en el aparente cambio de criterio de anunciar primero un gobierno en solitario, con organigrama incluido, y luego tener que hacer hueco a la consellera de Vox.

En ese sentido sostuvo que el PP ha buscado este acuerdo «desde el primer momento»    e incluso que la negociación «ha sido fácil», a pesar de que el pacto resultante se ha anunciado casi 40 días después de las elecciones y a apenas tres días de la investidura. Vilafranca pasó incluso al ataque al afear a los grupos de la oposición «los discursos que quieren provocar intencionadamente el miedo en los ciudadanos porque la crispación que pretenden crear –aseguró– puede desembocar en actos vandálicos como el que sufrió el propio Partido Popular hace poco» (parece que en alusión a las pintadas aparecidas en la sede de la formación en Ciutadella el pasado 11 de junio). «Esos actos sí que no son democráticos».

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Sin dejar de volver una y otra vez a la idea de la moderación, asegurando que «en este Consell no va a haber ningún retroceso de nada» y proclamando que «nuestro objetivo es gobernar de manera equilibrada, evitando extremos que puedan generar divisiones y tensiones», Vilafranca hizo un repaso al consabido acuerdo programático firmado con Vox, sin ofrecer más detalle de las 30 medidas genéricas que recoge el documento. Sí que aprovechó su discurso para ampliarlo y repescar algunas problemáticas que no aparecen como el acceso a la vivienda o la escasez de recursos hídricos: «Hemos constatado como se agravan problemas en Menorca como el de la vivienda, la conectividad aérea, la gestión del agua...». También aseguró que su intención es «proteger el medio ambiente pero también impulsar las infraestructuras que necesita Menorca».

Uno de los grandes objetivos del gobierno de Vilafranca es conseguir «una menor carga burocrática, menos intervencionismo, sin prohibiciones encubiertas, con más libertad». La puesta en marcha de un plan para la simplificación de los trámites administrativos es una de sus medidas estrella. Pretende con ello «evitar las    duplicidades, las esperas de meses e incluso años, queremos hacer la vida más fácil a los menorquines conjugando legalidad y cumplimiento normativo con eficacia y eficiencia». En ese sentido defendió que «gestionar no puede significar nunca más parálisis, apostamos por la claridad, la sencillez y la honestidad», así como por «una menor carga ideológica».

En su discurso reprodujo casi textualmente lo que figura en el acuerdo de gobernabilidad, con especial énfasis en las modificaciones del Plan Territorial Insular y de la Ley de la Reserva de Biosfera, en la finalización urgente de la reforma de la carretera general y en la apuesta por reivindicar el léxico propio de Menorca. «Nos preocuparemos por preservar y fomentar nuestra variante insular: el menorquín».